Elegante, silencioso, inteligente y fiel: el Cirneco dell'Etna es una raza tan antigua como fascinante, instintiva y hábil, utilizada en la caza para dibujar al astuto y veloz conejo salvaje.
Es una raza de perro de la que no oímos mucho, pero una de las más antiguas que conocemos. Como suele suceder cuando se trata de razas con un pasado misterioso y evocador, ha habido muchas suposiciones sobre sus orígenes y sin embargo la más plausible parece ser la que une al Cirneco con una especie de galgo asiático o africano que debido a algunos de Los factores más comunes dispares, ambientales y climáticos en primer lugar, ha sufrido una cierta reducción a lo largo de los siglos.
Para corroborar la teoría, la arqueología egipcia también se molestó: hay varias bellezas pictóricas, escultóricas y rocosas en las que perros que se parecen mucho a nuestro cirneco dell'Etna se representan junto a los faraones. El protagonista canino, un primo de la especie que conocemos hoy, se define como un sabueso de los faraones, un primo africano que luego también será representado en las monedas de Mozia, una ciudad fenicia.
No menos fascinante es la teoría de que el Cirneco se originó en Sicilia desde el principio, una suposición respaldada por el descubrimiento de una estatua antigua que reproduce los perfiles del Cirneco o de un perro que se le parece mucho. Cualquiera que sea el origen de esta orgullosa y maravillosa raza canina, el mérito de haber sido capaz de protegerla recae íntegramente en los sicilianos que siempre la han utilizado para la caza de conejos salvajes. Quienes hayan tenido la suerte de admirar a un cirneco en acción se habrán quedado asombrados: no parece que corra sino que vuele sobre las laderas de lava de piedra afilada, el hábitat ideal del salvaje sagaz e inteligente.
El perro, elegante, ligero, muy ágil, está dotado de temperamento y carácter, particularmente leal a su amo y que con extraños puede entablar amistades o reclusos dictados exclusivamente por el instinto del perro asombrosamente inteligente.
Esta inteligencia y este instinto los pone en el campo durante la acción de caza. Normalmente esto se lleva a cabo siguiendo un guión muy concreto: el cirneco se suelta y el perro comienza a moverse en todas direcciones. No se confunde, simplemente busca una pista que acaba de encontrar y que sigue con sorprendente precisión, persiguiendo al conejo como un gato, silencioso y astuto. Es evidente de inmediato que el cirneco no ha perdido su componente de depredador natural.
Durante el paso del conejo el perro no emite ninguna voz, excelente calidad para cazar al conejo al boceto. Por otro lado, el cazador debe conocer con precisión los hábitos de la naturaleza que caza en compañía de su perro: el conejo salvaje es de hecho una criatura gregaria, que vive en comunidades bastante numerosas y que cava madrigueras subterráneas que Se puede acceder gracias a complicados pasillos. Por eso prefiere crear sus propias madrigueras en zonas arenosas o en lugares con suelos ligeros.
Es raro que el conejo salvaje haga su aparición durante el día: prefiere quedarse en la madriguera y sólo cuando no percibe peligros sale de su refugio sin alejarse nunca demasiado.
Va en busca de alimento preferentemente de noche, incluso alejándose de su guarida, a salvo y protegido de la oscuridad y regresando no más tarde del amanecer. El secreto de la caza de bocetos con el Cirneco dell'Etna radica básicamente en el conocimiento de los hábitos del conejo. El cazador debe llegar necesariamente al área en la que se sabe que los conejos se alimentan muy pronto y con su perro comienza a explorar el área. Nada más olfatear la pista, el perro comienza a mover sus fosas nasales de manera inconfundible, con el hocico pegado al suelo, las orejas planas y la cola ondeando en el aire.
En este punto el cazador tendrá que observar atentamente a su perro: cuando flexione las patas, en unos instantes estará cerca del boceto. No es solo el olfato y la agilidad lo que lo convierte en un excelente depredador, sino también una vista precisa y un oído envidiable: si también tenemos en cuenta su instinto natural, entendemos por qué el Cirneco dell'Etna se considera tan especial. Sabe perfectamente que durante el paso no debe respirar, para evitar que el conejo se escape rápido como un rayo, prefiere el silencio seguido del inconfundible boceto.
Además, el conejo salvaje, con su inquietud, ayuda al sabueso durante su búsqueda, informándole de su posición y sus movimientos. Menos común pero no menos interesante es la técnica de caza con el uso del cirneco dell'Etna y un par de hurones. En este caso la tarea del perro será encontrar las madrigueras habitadas. Podrá hacer esto introduciendo su hocico en el pasillo y rascando, resoplando o haciendo sonidos. Si la madriguera está habitada, se le presentará un hurón y obligará al conejo salvaje a salir al aire libre. El perro vigilará las salidas listo para ir tras el conejo.