Perros jabalíes: Entrenar a una jauría de perros no es un juego de niños: se necesita tiempo y pasión, y una buena capacidad de observación y crítica es esencial para componer un grupo unido y capaz. Nunca dar por sentado ni siquiera al mejor perro es un consejo indispensable para crear un traje de neopreno de cinco estrellas.
Ya hemos hablado del adiestramiento de perros para la caza del jabalí. Sin embargo, el paso que sigue al entrenamiento rara vez se analiza bien: después de haber probado su propia manada de perros en un campo de prueba, ¿cuándo es bueno probarlo durante un viaje de caza real?
Los cachorros que son arrojados a tierra libre reciben en un momento una miríada de información imprescindible para su transformación en excelentes perros de caza.
Durante las primeras salidas es recomendable no traer perros adultos: en estas primeras etapas los cachorros deben familiarizarse con el coto de caza de forma autónoma, descubriendo sus olores y formas. Por eso es importante que no haya un "veterano" entre ellos: deben aprender a buscarse por sí mismos, y el olor del juego los sorprenderá antes de que puedas imaginarlo. También deben poder realizar un seguimiento del propietario y volver a encontrarlo si se han alejado demasiado. Es por eso que el entrenador tendrá que traer una llamada con él: ya sea la voz, un silbato o quién sabe qué más. Sin embargo, es bueno recordar que el retiro debe ser el que también se utilizará en el futuro, de lo contrario podría crear confusión en los perros.
Este tipo de salidas "exploratorias" deben repetirse unas cuantas veces, y a esta fase le seguirá la de una pequeña secuela. Solo en este punto es aconsejable mezclar un cierto número de veteranos entre los cachorros. Es inútil encerrar perros y jabalíes a la vista; los perros en esta fase deben estimular más bien la búsqueda y por tanto el sentido del olfato. No es casualidad que se requiera que la manada no deslumbre a la vista, sino solo cuando reconoce el olor de su presa. La formación hacia la que conviene apuntar es, por tanto, la del olfato.
Dicho esto, no hace falta decir que los mejores corrales de adiestramiento (si se opta por los de adiestramiento) son los bastante grandes, de al menos 10 hectáreas, en los que hay una buena cantidad de jabalíes. Hablando de números, es bueno que los salvajes sean como máximo tres, los perros adultos al menos 2 y que le siga la manada joven y el manejador.
No hace falta decir que los dos perros adultos deben ser excelentes perros para la caza de jabalíes: los cachorros aprenderán mucho de los perros mayores, para bien o para mal. Una vez que los perros comprenden el propósito del juego, es importante que el guía los monte correctamente. Para ello es fundamental tener un buen espíritu de observación y posicionar al perro adecuado en el lugar correcto: en definitiva, el buen manejador tendrá que construir un equipo bien unido exactamente como lo hace el entrenador de un equipo de fútbol.
Por eso es importante desde el principio poder identificar al perro más inclinado a la búsqueda y al perro más capaz de ladrar en el paso, que sea sincero y capaz de recordar a sus compañeros: si hay que notar que algún perro no sigue el ladrido, después de algunos intentos de convencerlo, está bien alejado del grupo. Para crear un buen grupo necesitas elementos colaborativos. También es fundamental identificar al perro más capaz de ladrar en reposo: ciertamente es un perro valiente pero prudente que en el momento oportuno podrá hacer oír su voz.
Otra fase a observar con atención será la del seguimiento. Ciertamente habrá un perro que tirará de los demás, pero todos, sin excepción, deberán demostrar excelentes habilidades físicas y de sonido. Si algún miembro del grupo parece no poder seguir el ritmo del seguimiento, el consejo es someterlo a un chequeo clínico: una buena visita veterinaria dirá mucho sobre las deficiencias de los cuatro. -amigo de piernas.
Una vez que el palo ha sido observado en acción, el buen manejador podrá elegir a quién retener, a quién descansar y a quién corregir.