Caza fascinante y complicada, la de El corzo sigue reglas ancestrales dictadas por la tradición y la experiencia de los cazadores. Hoy, gracias también a un mayor conocimiento biológico de la especie, la caza de selección ha conseguido identificar los mejores periodos para practicar esta actividad cinegética llena de sorpresas y emociones.
Especialmente en el noreste de Italia, la caza de la hembra del el corzo siempre ha encontrado pocos admiradores y una gran reticencia; se prefería cazar los ejemplares machos o jóvenes, pero la hembra madura de la raza, por ser madre perenne por su propia naturaleza, estaba en cierto sentido protegida y protegida. Aunque esta actitud es bastante comprensible, ha creado bastantes problemas entre los diversos grupos de Corzo esparcidos por todo el territorio italiano. De hecho, se creía que todas las posibilidades reproductivas del grupo residían solo en la hembra, olvidándose por completo de la función fundamental del macho, a quien se tomaba con mayor ligereza. Fue el estudio de base biológica de grupos de corzos lo que dio una nueva cara a caza de selección.
Caza de selección: definición. Si inicialmente el término "caza de selección" significaba una caza planificada, con la entrada en vigor de las leyes regionales con el objetivo de regular la recolección de ungulados, por caza de selección se entendía aquella caza en la que se establece la bolsa de caza por un retiro implementado previamente. plan. En concreto, el muestreo debe tener en cuenta el estado de las poblaciones cazadas y debe tener como objetivo mantener la estructura natural de las poblaciones de una determinada especie. En el pasado se creía que mediante la caza selectiva se podía mejorar una determinada población de ungulados simplemente tomando los peores ejemplares. Evidentemente, esta ideología, llena de lagunas e imperfecciones, nunca ha logrado realmente ponerla en práctica: los objetivos, por nobles que fueran, eran biológicamente inútiles y sobre todo inalcanzables. Fue el estudio biológico de la vida silvestre lo que enriqueció y perfeccionó la caza de selección. Hoy este género de caza es sometido a un plan de muestreo previamente elaborado que toma en consideración el sexo y la edad de los ungulados que serán recolectados: todo esto para asegurar la conservación y continuidad de la especie el mayor tiempo posible.
Cazar el corzo hembra: ¿por qué? Ya hemos hablado de la reticencia natural que durante mucho tiempo llevó a los cazadores del noreste de Italia a recolectar exclusivamente corzos machos. Sin embargo, este tipo de caza es biológicamente insostenible. Si bien en realidad es la hembra del corzo la que lleva a cabo la gestación y sigue a las crías de la especie, los ejemplares masculinos son fundamentales por varios motivos:
• La competencia entre machos adultos por el acceso a la reproducción permite una selección natural de la raza: sólo los más fuertes y sanos tienen acceso a las hembras. El retiro exclusivo de los machos podría socavar la selección natural ahora establecida, creando poblaciones más débiles a largo plazo;
• La limitada receptividad temporal de las hembras adultas, fértiles por menos de dos días, hace necesaria la abundancia de machos en la zona. Si durante esos dos días la hembra no entraba en contacto con ningún macho maduro, el circuito de reproducción se vería comprometido. Es cierto que la naturaleza ha hecho del corzo macho un cazador infalible de hembras, además la hembra en caso de falta de machos se vuelve más atrevida, buscando pareja ella misma. Esto no significa que un desequilibrio numérico entre especímenes del sexo opuesto pueda causar muchos problemas en las poblaciones de corzos.
• Los estudios de las diversas poblaciones de corzos en Italia y más allá han puesto de relieve la presencia equitativa en el grupo de machos y hembras, aunque estos están presentes en números ligeramente superiores. Esta es una condición natural por la que la caza de selección debe hacer todo lo posible para garantizarla.
Por otro lado, los hechos de hoy hablan por sí solos: en todas aquellas zonas en las que históricamente se ha preferido la extracción de machos, las poblaciones de corzos presentes no muestran signos de abundancia ni de buena calidad.
Caza de hembras: ¿cuándo? Habiendo aclarado la importancia del muestreo equilibrado entre especímenes masculinos y femeninos, la siguiente pregunta que surge es la relacionada con el período de muestreo. La lógica detrás de la búsqueda de la selección es simple: es importante que el muestreo interfiera lo menos posible con la selección natural. En principio, por tanto, los periodos de caza se organizan teniendo en cuenta diversos factores fisiológicos y de comportamiento de la especie. Específicamente, se toman en consideración las diferentes fases biológicas del apareamiento, las partes, el desarrollo de la etapa, etc. No menos importantes son las evaluaciones relativas a las condiciones climáticas y ambientales de la zona en la que se realizará el muestreo. De hecho, estos últimos influyen no pocas veces en el ciclo biológico de los animales a cazar, por lo que es bueno no subestimarlos. Dicho esto, la ley cree que el mejor período para la recolección de hembras adultas y de clase I es el que va del 10 de enero al XNUMX de marzo con algunas variantes relativas a la zona alpina de la que hablaremos en breve.
Lo que importa al cazar una hembra adulta es observar antes de disparar si el animal tiene cachorros a cuestas. La muerte de la hembra en ese caso también consagrará a su descendencia a una muerte segura. Ese tipo de impuesto sería contraproducente.