Palomas y palomas torcaces son el nuevo flagelo de la zona parisina. Con el calentamiento global, estas aves, originalmente migratorias, se han vuelto sedentarias y se han asentado en parques y jardines en París y en las ciudades deIle de France. Encuentran comida picoteando en los campos, causando así graves daños y pérdidas considerables a los agricultores. El año pasado, un agricultor de soja orgánica tuvo su parcela de tierra completamente destruida por la invasión de palomas en busca de alimento la primavera pasada. El no era el unico.
Otro campo cercano sufrió la misma suerte y la mitad de la cosecha, por valor de aprox. 7 miles de euros, se convirtió en humo. El fenómeno aumenta de año en año. Y afecta a aproximadamente 300 agricultores en Ile-de-France, según los resultados de la última encuesta realizada por la federación departamental de la Unión de agricultores (Fdsea). No es suficiente. La plaga de las palomas está afectando cada vez a más departamentos donde los cultivos de cereales son abundantes y cercanos a las ciudades. Aproximadamente 2.700 agricultores informaron 4.400 casos en Francia, según el instituto Arvalis.
La llanura de Versalles, las mesetas de Saclay y Roissy-en-France son los tres puntos negros de la región, los más afectados por los daños causados por las palomas. La facilidad con la que encuentran alimento es un contexto propicio para su reproducción que se lleva a cabo muy rápidamente. Además, las palomas que viven en las ciudades tienen una tasa de supervivencia del 85% frente al 15% de las que viven en el bosque. La solución para frenar el fenómeno aún está por encontrar, incluidos cetreros, drones, emisiones sonoras. La mejor protección para los cultivos, por el momento, parece ser la regulación por parte de los cazadores.