La alarma suena temprano, pero ¿quién ha la pasión por la caza sabe que abandonar la cálida cama es el primer paso para emprender una aventura única, como cada amanecer que nos regala la Madre Naturaleza. Afuera todavía está oscuro, se ve la niebla pegada a los techos, la niebla no, no hacía falta ... Ropa abrigada, desayuno rápido, telescopio, rifle, mochila pesada y listo ... Con el amanecer incluso la naturaleza empieza a despertar, se oye el susurro de los petirrojos, el río que fluye y desciende de las montañas, el susurro que toca los árboles de colores que pronto se desvanecen, todo esto es música para los oídos.
Los senderos que toma el cazador no siempre son seguros, suele ir a los acantilados, pero con mucha precaución y atención va en su camino para subir allí, donde somos huéspedes en la casa del gamuza, ciervos y corzos. Vamos despacio y en silencio para no molestar a los habitantes del bosque, que tienen una vida tranquila y la disfrutan.
¡Ahora estamos sobre un mar blanco de niebla y tenemos una vista impresionante! Qué puedo decir, ahora que tenemos una vista despejada podemos comenzar a observar la belleza de la naturaleza intacta y buscar algunas bellas bestias. Qué maravilloso estar a 1500 metros, sumergido en el bosque y tener el privilegio de cazar en este paraíso. Se necesita una pequeña parada, pero no por mucho tiempo, debemos continuar.
Mira, mira lo que sale, una hermosa gamuza macho, mirándolo así, parece tener unos 4 o 5 años. Un hombrecito guapo, con un cuerno hermoso que come sus hierbas y flores en paz.
No sé ustedes, cazadores, pero ya puedo oler el sofrito y el gamuza en la sartén. Lástima, sin embargo, que tengo una hembra a la que derribar y, por tanto, amigo mío, esta vez te has escapado, tal vez te veamos en otra ocasión. Qué difícil es caminar con todas estas cosas en el hombro y aún falta una hora de caminata. Empieza a hacer frío, hay la primera nieve en el suelo que cruje bajo las botas y ya hemos superado los 2000. Estamos en el “salón” de la gamuza y de hecho al primer paso suena el pito de alarma.
Il gamuza nos atrapó antes de que lo viéramos .. y pitos y pitos, un momento de pánico, si fuera una hembra apta para matar? Sube rápido detrás de un árbol y saca el telescopio. El animal alarma a sus amigos y sigue huyendo como un maldito; entendió que algo anda mal aquí. ¡Vamos, detente! ¡Espera! Mágicamente se detiene, lo observo bien, qué suerte tienes, tú también hermoso chico, un pico de 2-3 años, sigues silbando, para nosotros no eres bueno así que adiós hermosa y ten cuidado y él, arriba un camino alucinando, sube como si nada. Estas bestias vertiginosas no tienen ninguna y este es el punto fuerte con el que logran engañarnos y desaparecer detrás de un pico.
Ahora sientes las piernas cansadas, no puedes ir más lejos porque con esta nieve nos conviene. Los animales nos oirían de lejos y si se derretirían y nos silbarían como diciendo: "¡joder, la próxima vez ten más cuidado!"
Oh bueno oh, comenzamos el descenso con la esperanza de que tal vez en dos horas de regreso veamos alguna otra pieza, pero nada, nos reconfortan las montañas, que nos rodean cubiertos de estos coloridos árboles. Otoño, mi estación favorita, una calma en el bosque, una vista que te hace perder el aliento, el sol que pierde fuerza pero calienta el alma.
Estos árboles rojos amarillos casi dorados, un cuadro que vibra si pasa el viento. Nunca nos cansamos de estos paisajes y estas aventuras. Mi aventura termina aquí, vuelvo a casa sin una gamuza en mi mochila. Esta es la Caccia Regina, caminando cinco horas, 1800 metros de altitud, llegando a los 2300 metros donde nadie va excepto unos pocos cazadores. Ciertamente algunos dirían que llegas a casa con las manos vacías, pero mis queridos amigos, con una sonrisa serena les respondo “con las manos vacías sí, pero con el corazón lleno”.
Soy cazadora y estoy orgullosa de ello porque ser cazadora no significa trofeos, no significa bolsas de caza ni menos estar en el bosque sino que significa vivir la naturaleza como una de nuestra media naranja. No hay nada más bonito que convivir con el cambio de estaciones, con el cambio de luces, colores y aromas que nuestra tierra, aunque maltratada, todavía sabe regalarnos ... Ser cazador para mí es el último y más profundo acto de amor por nuestra madre Tierra.
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En mi opinión el trabajo más auténtico, lleno de sensaciones, colores, aromas y sonidos de la caza alpina. Me quedé sin aliento disfrutando de esta aventura, me identifiqué rodeada de los majestuosos paisajes de los Dolomitas y ¡me hizo reflexionar sobre el verdadero significado de ser cazador! ¡¡¡Felicidades a esta joven cazadora y autora !!!
❤ gracias de todo corazón por estas bonitas palabras