Joven e inexperto, o experimentado y confiable, impetuoso, fiel, rebelde… i perros son los verdaderos protagonistas de la caza. Toda la trama emocionada de la caza de jabalí se desenvuelve en torno a sus hechos, sus ladridos constantes, sus agotadoras secuelas. Desde el momento previo al suelto, sus gritos hacen vibrar el lugar con adrenalina. En el momento en que cesan los ladridos, una o más voces retumban, advirtiendo a la oficina de correos que la batalla comenzará pronto. Los ladridos en stop llaman a manadas enteras a luchar contra las afiladas defensas de los jabalíes más tenaces y, en ocasiones, los aullidos de los perros heridos literalmente rompen el corazón de sus cuidadores. La caza del jabalí es así: violenta, ancestral, a veces sangrienta. No es raro presenciar en medio de la cacería las carreras desesperadas al veterinario del canaio cuyo perro ha resultado gravemente herido ... Respiración suspendida, esperanzas, a veces oraciones, acompañan la espera en la clínica, de la que los cuatro- El guerrero de piernas saldrá tembloroso y lleno de suturas torpes. Con el tiempo esas cicatrices se suavizarán, el cabello las cubrirá, pero el temperamento y la sabiduría del valiente perro se beneficiarán de esa mala experiencia. Para el cazador que escucha con la respiración contenida el eco del incipiente canice del correo, no hay mayor emoción: el jabalí huido empujado por perros es la presa más codiciada y preciada, cuyo encuentro es más gratificante que cientos de animales. escaneado.
Este es el caza: la persecución hasta el extenuante, entre zarzas, espinas y escoba de carnicero, donde la lucha por la vida entre perros y jabalíes es seguida de cerca y con dificultad por los canai. Emergidos del matorral con la cara y las manos arañadas, la ropa desgarrada, dificultad para respirar, los canai son los protagonistas, junto con sus perros, de la caza. Les debemos las emociones, las noticias fieles en la radio, las indicaciones que llegan a las oficinas de correos… pero también les debemos mucho agradecimiento, por los sacrificios, el esfuerzo, el gasto económico y la disponibilidad que muestran. Ellos son los que deben entrenar a los cachorros, protegerlos con el mejor equipo, regresar a la cabaña por la noche (cuando todos hayan comido hasta saciarse) para recuperar los perros que no han regresado de inmediato. Los canai son los últimos en regresar a casa, a veces sin poder conciliar el sueño si solo uno de sus asistentes no ha regresado. Ciertamente para los perros y canai existe la parte más dura y fatigosa de la caza del jabalí, pero también es cierto que las mayores emociones y satisfacciones son siempre suyas. ¡Cualquiera de nosotros, cuando mata un jabalí, no puede dejar de dedicar su gratitud a los perros y canai en su corazón!