¿Qué hace la diferencia entre una persona civilizada y una incivilizada? Sencillo, respeto. Respeto por las ideas de los demás, por los valores de los demás, por el comportamiento de los demás y también y sobre todo por las personas de los demás. A lo largo de los años hemos sufrido varias veces, sin quejas excesivas, varios episodios hostiles hacia el mundo cinegético pero en este punto la duda de equivocarnos, en nuestra bonachona aquiescencia, emerge profunda y legítimamente. Si durante años hemos aceptado, sufriendo en silencio, porque los muertos eran nuestros amigos, leer y escuchar a estas almas sensibles lamentando la muerte de pobres animales indefensos, burlándose y celebrar incidentes de caza en el que los cazadores perdían la vida, o la salud, si durante años tuviéramos que ver sujetos que no distinguen un rebeco de un lagarto subirse a la silla para impartir lecciones de ecologismo y naturaleza y parques de la ciudad, ahora parece haber llegado el momento de decir basta.
Las imágenes de esta ermita campesina, cuyo único defecto es que está dedicada a los cazadores, enredadas con pintura en aerosol alabando el fin de la cacería, clama venganza. Más allá del valor arquitectónico y cultural del edificio, el respeto a la Fe de quienes lo erigieron y lo mantienen en buen estado, es el desprecio gratuito por la opinión ajena y la forma bárbara en que se expresa lo que ofende e impide que nos quedemos callados. . Porque, en cambio, lo que a los cazadores nunca nos ha faltado es respeto.. Respeto por la naturaleza en la que dedicamos horas y horas al día, día tras día, todos los meses del año, a la caza, por supuesto, pero sobre todo a vigilar, vigilar, vigilar la fauna y muchas veces también a trazar nuevos caminos, mantener en orden viejos gente, construir pasarelas y limpiar los desechos de la madera que ciertos "ambientalistas" dejan esparcidos por todas partes después de sus redadas dominicales.
Pero nuestros detractores no dicen esto, aunque lo saben muy bien, y nunca lo hemos enfatizado lo suficiente. Pero es precisamente en nombre de ese respeto que te llena demasiado la boca y demasiado poco tus actos, pseudo-vándalos ambientales, que serán los cazadores los que limpien y devuelvan la dignidad que se merece a esa ermita. No pretendemos enseñar nada a nadie, pero que quede claro que nos negamos a aceptar lecciones de ningún tipo de personajes sórdidos como los que han llevado a cabo este acto infame (Dos respetuosos Federcacciatori - ay tal vez demasiado - Domenico Beccaria e guido della rovere).