Olivos recién plantados arrancados y destruidos. Hoyos de un metro, y terreno suelto en otro olivar. Estos son algunos de los resultados visibles a simple vista, tras el paso de una manada de jabalíes, en unos olivares del Val d'Orcia (Siena). Desafortunadamente, dicen los agricultores que hicieron las imágenes, es una costumbre, por no mencionar daños aún más graves en campos de trigo y viñedos. Hoy, como nunca antes, es necesaria la matanza, que en cambio en esta zona de la Toscana parece no existir o estar en medida pequeña e insuficiente.
Una situación que llega después de un 2020 en el que, debido al Covid-19, uno prácticamente nunca se ha disparado a sí mismo y con el número de ungulados y animales salvajes aumentó dramáticamente. En la provincia de Siena, en promedio, hay sacrificios para 20-30 mil cabezas al año, este año tendremos miles de jabalíes más que el promedio, con un aumento de los daños a los cultivos agrícolas.
Los agricultores están exhaustos y desanimados: muchos de ellos también están dispuestos a cazar directamente, dentro de la propiedad privada, incluso si nunca dispararon. También hay quienes han cambiado totalmente de cultivo, eligiendo cultivos que no sean atacados por los jabalíes; en resumen, estamos en la paradoja, entonces vamos hacia el abandono de la agricultura (agricultura.it).