Veterinario: Es uno de los problemas más conocidos, especialmente entre las mujeres propietarias, y el que más preocupa junto a la temida piometra. Veamos qué causa el embarazo histérico y cómo es posible combatir el problema.
Las bases del embarazo histérico se establecen durante el diestro. Este es el período posterior al estro y puede ser al menos de dos tipos: grávico, en el caso de que la perra fértil haya quedado embarazada y no esté embarazada. Es una fase bastante larga, que dura unos 70 días y durante la cual la progesterona es la maestra. Es precisamente el diestro el que es tan largo (una tipicidad de las especies caninas que se diferencian de muchos otros animales en esto) y, por tanto, altos niveles de progesterona durante largos períodos que pueden causar problemas a las perras que no se reproducen. El problema que estamos analizando hoy se denomina científicamente pseudociesis, pero más comúnmente se conoce como embarazo histérico. Quienes definen la situación como una enfermedad se equivocan, dado que al estar ligado a la fisicalidad del animal y los altos niveles de progesterona que se producen durante el diestro, es completamente natural para las hembras.
Cambios físicos durante el diestro
Hay varios: veinte días después del celo, de hecho, las perras notan un agrandamiento de las glándulas mamarias que en algunos casos corresponde a la producción de suero o leche. Mucho más raro es un cambio sospechoso en el comportamiento del animal.
En raras ocasiones es posible presenciar la preparación de una guarida, el intento de amamantar, el mórbido cuidado de los juegos, preferiblemente sonoros y que recuerdan el lamento del recién nacido. En algunos casos, la perra también se muestra bastante agresiva. Todo esto sin que ella estuviera realmente embarazada. El alto contenido de progesterona durante el diestro provoca el mantenimiento del cuerpo lúteo: este se degrada después de ocho semanas si la hembra está esperando una camada, incluso después de doce semanas si no ha quedado embarazada. Con esta ruptura se produce una caída de la progesterona y un aumento de la prolactina para la producción de leche. Es esta hormona la que provoca, entre otras cosas, esos cambios de comportamiento que comúnmente se denominan instinto maternal.
Por tanto, cuando hablamos de embarazo histérico no nos referimos a una patología, ni a una situación insólita. Todas las mujeres que no han quedado embarazadas se enfrentan a una afección de este tipo: solo en algunas los síntomas son más o menos graves y conspicuos que en otras.
Entre las leyendas urbanas a disipar está la de la necesidad de al menos una camada para la hembra que padece estos graves síntomas. Dado que el embarazo histérico está relacionado con cambios hormonales completamente naturales para los perros, un embarazo real de ninguna manera resolverá el problema.
Soluciones
Hay algunas atenciones que pueden mejorar enormemente la situación de una mujer que sufre embarazos histéricos.
- Ejercicio y horas al aire libre: consiguen limitar los síntomas antes mencionados.
- No a los juegos. Sobre todo para evitar las sonoras, que pueden recordar al animal a un cachorro. En cualquier caso es bueno eliminar todos los juegos en los que la perra muestre un interés morboso.
- Menor ingesta calórica. Esto evitará la producción de leche.
Si, por el contrario, la producción de leche se vuelve abundante o si la perra comienza a chupar sus pezones, es recomendable contactar con un veterinario. Podría enfrentarse a una mastitis y, en ese caso, se requerirá terapia con medicamentos.
Esterilización
Cada vez más hembras son sometidas a esterilización quirúrgica. Evidentemente, como cualquier solución, ofrece ventajas pero también desventajas. Ciertamente se recomienda a quienes no sean capaces, por tiempo o por casualidad, de manejar una hembra entera, a quienes no pretendan suspender la actividad cinegética de su periodicidad auxiliar y en el caso de que el perro padezca alguna patología que mucho tiempo puede volverse incapacitante.