Un cazador de 68 años de Pordenone experimentó de primera mano una historia bastante singular, otro ejemplo más de cuán influyente es la burocracia en Italia. El hombre ha renovado el licencia de puerto de rifle y, como era de esperar cada seis años, también tuvo que pagar una suma a la TESORERIA estatal. El de 68 años pagó 1 euros y 26 céntimos, pero en la comisaría le dijeron que en los últimos tiempos se había producido un aumento de un centavo respecto al total (por lo tanto 1 euro y 27 céntimos).
Para solucionar el problema, el cazador hizo un ajuste para pagar la centésima parte de la diferencia, situación que roza lo paradójico. Alle Poste pagó el monto adeudado, además de la comisión por el monto pagado en el boletín (otros 1,50 euros para ser precisos).
En pocas palabras, el hombre soportó dos colas por un solo centavo, apenas unos meses después del abandono definitivo de estas monedas (junto con las de dos céntimos), consideradas inútiles y poco usadas. Allí burocracia ella ha entrado en escena en todas sus complicaciones y rarezas, en situaciones como esta quizás sería necesario usar más sentido común.