Cada forma de caza se puede definir como "única" por las dinámicas y emociones que logra transmitir a quienes la practican. Para algunos, sin embargo, existe una fascinación inequívoca y objetiva, que solo puede explicarse parcialmente: uno de ellos es el caza de becada. Este espléndido migrador encarna la fuerza, la elegancia y la astucia con las que la Madre Naturaleza ha honrado a tantas de sus criaturas. Desde las heladas extensiones del Norte / Noreste llega hasta el Mediterráneo, desafiando vientos y perturbaciones, y año tras año encontrando los mismos rincones ocupados por generaciones, como si un espíritu indomable atara en un único hilo invisible e indestructible a los ejemplares que llegan. en nuestro bosque. Su astucia desafía a los cazadores más experimentados e infatigables, y requiere la ayuda de perros con un equipo extra, en términos de nariz, estrategia y conexión con el hombre.
El ambiente en el que reina la Reina en los meses de invierno es ciertamente evocador y de cuento de hadas, en una sucesión de bosques, zarzas y helechos, en medida de latitud, pero su captura requiere siempre una gran dosis de prontitud y destreza, en el malabarismo con el arma. en los espacios difíciles de la madera. Una caza que no es para todos, y una presa que a regañadientes concede su rendición y, quizás por eso mismo, capaz de subyugar a cazadores y perros con su encanto en un intrincado guión cuya trama siempre tiene a la Reina como protagonista.