El presidente regional de Arci Caccia Toscana, Fabio Lupi, en referencia a la polémica de los derechos de los animales sobre los temas de los cazadores en las escuelas de Grosseto y la caza del zorro en la guarida para la contención de la especie en el territorio de la provincia de Siena, ha emitió la siguiente declaración:
“Los acontecimientos de estos días, desde Grosseto hasta Siena, fuertemente imbuidos de fundamentalismo animalista, corren el riesgo de causar la parálisis de la gestión de la vida silvestre en la Toscana; el mundo de la caza no está disponible para ser identificado como el centro de todos los males y responsabilidades.
Sumando los temidos recortes al sector de la vida silvestre - respecto del cual aún no hay certeza a pesar de que estos recursos solo han salido de los bolsillos de los cazadores - la guerra en curso para secar los balances de los ATC para dirigir sólo en el frente de la compensación por daños evitando las inversiones necesarias para el correcto manejo de la vida silvestre, hostilidades hacia formas de asistencia y servicios para los cazadores, la falta de una estrategia ampliamente compartida para resolver los principales problemas de la legislación nacional (relación entre áreas protegidas y territorio con caza planificada, daños y fiscalidad general, papel de Ispra y competencias regionales) están creando el riesgo concreto, especialmente ahora que está cimentado con la ola creciente de animalismo vulgar e irresponsable que tiene una fuerte representación parlamentaria, de liderar, en un poco tiempo, a una completa parálisis del manejo de la vida silvestre y el consecuente abandono por parte del mundo cinegético de acciones n necesario para el gobierno de poblaciones silvestres.
Recordamos a todos que el sentido de responsabilidad mostrado a lo largo de los años por el mundo cinegético ha logrado conjugar la dimensión lúdica con la de los intereses generales a través de la implementación de innumerables acciones e intervenciones voluntarias (contención de vida silvestre, prevención, inversiones, etc.). De persistir este clima de aversión generalizada, los cazadores podrían, a pesar suyo, verse obligados a desvincularse con gravísimas consecuencias, que tendrían un impacto social de vastas proporciones que ni siquiera las intervenciones de orden público podrían resolver.
Salvo que los distintos grupos animal-ambientalistas no quieran que se hagan cargo de las operaciones de manejo, comenzando por el control de los ungulados y la compensación por daños a los cultivos. ¡Sería curioso ver cómo les va y cómo reaccionarían los agricultores cuando hubiera daños! Por tanto, es necesario que la sensatez de todos aquellos que se preocupan por el manejo de la vida silvestre como tema de interés general regrese al campo y que la cultura de esa ruralidad sana resurja con fuerza, capaz de estar en sintonía con las emergencias reales de el país ".
Arci Caccia Toscana
(30 de marzo de 2013)