Saber qué y cuánto alimentar a nuestros amigos de cuatro patas les ayuda a vivir mejor durante más tiempo. Dependiendo de la situación, la dieta del perro varía en relación a la cantidad y tipo de alimento que se le puede dar.
En el caso de los cachorros, hasta el final del destete, el alimento principal es la leche materna, rica en nutrientes útiles para su crecimiento. Después del destete, aproximadamente dos meses después del nacimiento, puede optar por dar alimentos sólidos. Este último consistirá en comidas con alto potencial nutricional y distribuidas a lo largo del día 3-4 por día. El cachorro necesita la cantidad adecuada de proteína, que es fundamental para su crecimiento. Por lo tanto, debe comer carne y pescado, pero también huevos ricos en aminoácidos de crecimiento. Además, en su ración diaria debe haber calcio, útil para los huesos, que debe estar asociado al fósforo según cantidades precisas.
En cuanto a la dieta de la mujer embarazada, se debe prestar más atención.
Durante la gestación, que dura aproximadamente 2 meses, las necesidades nutricionales de la hembra permanecen casi sin cambios de lo normal. Estos cambian solo en los últimos 20 días, momento en el que la ración debe aumentarse y dividirse durante el día.
La alimentación durante el período de lactancia, que dura aproximadamente 8 semanas, se vuelve aún más desafiante. En este período, de hecho, la madre debe comer 3-4 veces más de lo normal y beber mucha agua, ya que produce leche de alta calidad, rica en proteínas, grasas e hidratos de carbono. Si la hembra no se alimenta con regularidad, pueden surgir algunas enfermedades, ya que para producir leche recurrirá a los recursos de su organismo, con la consecuencia de que sus defensas inmunológicas disminuirán notablemente.
Se debe hacer un discurso diferente cuando nuestro amigo envejece. La dieta del perro debe ser retocada en cierta medida en el período de vejez, que vendrá en diferentes momentos y formas dependiendo del estilo de vida del animal y su raza. En este caso, la dieta debe ser adecuada en relación a una menor eficiencia del sistema digestivo y sobre todo a un menor requerimiento energético, debido a la menor actividad física. Para evitar las enfermedades típicas de la vejez, la comida del perro no debe contener cantidades excesivas de grasa y menos proteínas para no cansar los riñones; por otro lado, la necesidad de vitaminas será mayor. Para el perro mayor, los veterinarios recomiendan una comida de carnes blancas, huevos (yema mejor que clara), hígado, cereales y salvado.
Se requiere más atención por parte de los dueños de perros cuando el perro está enfermo.
En la prevención y tratamiento de las diversas enfermedades que aquejan al perro, se requiere una dieta equilibrada combinada con tratamientos farmacológicos. En estos casos se requiere una dieta pactada con el veterinario que está tratando a nuestro amigo.
Hay algunas patologías que queremos analizar.
En el caso de la diabetes mellitus, tanto los perros como los seres humanos reciben insulina de por vida; a esto debe asociarse una dieta que proporcione una ingesta regular de calorías en relación a la calidad y cantidad. La comida debe dividirse durante el día y en relación a las inyecciones, debe contener muchos carbohidratos y poca grasa, para no anular la eficacia de la insulina.
Si el perro padece insuficiencia cardíaca, generalmente un animal anciano, la finalidad de la dieta en este caso es limitar la retención de líquidos como el sodio y el agua, propios del curso de esta enfermedad. La ración diaria debe consistir en alimentos bajos en sodio como pasta y arroz hervidos, carnes magras y yema de huevo, bajos en proteínas pero muchos azúcares y grasas y con una ingesta constante de vitaminas.
Para los perros que padecen insuficiencia renal, se recomienda una dieta en la que el aporte energético lo aporten las grasas y los azúcares, mientras que las proteínas deben reducirse. Para esta patología se recomiendan proteínas de origen animal de alto valor biológico, ya que el organismo las utiliza sin producir residuos. No deben faltar las vitaminas.
Como último tema, trataremos el relacionado con la diferencia entre la comida casera y la preenvasada.
Cocinar para el perro es exigente, porque además de tiempo, es necesario saber dosificar los elementos que necesita el animal en las proporciones adecuadas. Para ello, es necesario conocer las características de los alimentos individuales. Las proporciones son de 30 g de alimento al día por cada kg de peso del perro, repartidos a partes iguales entre carne, arroz y verduras; los alimentos crudos deben cocinarse para eliminar el riesgo de enfermedades. Cocinar para el perro tiene el lado positivo de que el gesto une al perro y al dueño y fortalece el vínculo entre ambos.
El alimento preenvasado tiene la ventaja de contener ya todos los elementos necesarios para el perro y poder equilibrarlo según necesidades. Las líneas específicas están disponibles en las tiendas para los diferentes períodos de existencia del perro y para diferentes estilos de vida. Garantizan un importante ahorro de tiempo, ya que no hay que estar preparados y, sobre todo, hay un considerable ahorro de dinero. Los alimentos preenvasados pueden ser alimentos completos o simples complementos, en los alimentos secos se distinguen copos y croquetas, que aumentan la sed del animal, alimentos húmedos como la clásica comida enlatada. Existen alimentos para intolerancias alimentarias, de mantenimiento, para cachorros, perros ancianos y aquejados de alguna patología. Si opta por alimentar al perro con alimentos preenvasados, debe seguir las instrucciones de la caja, relativas a las dosis a administrar.
Comida casera o envasada, no importa mucho. Las necesidades y tiempos del propietario deben ser paralelos a las necesidades de nuestro amigo de cuatro patas. En cuanto al ser humano, la correcta alimentación del perro puede hacer que nuestro amigo viva mejor y más tiempo.