ANUU: La necesidad de "cultivar" nuestro futuro. - tal como se recibió publicado -
Coldiretti ha denunciado que un territorio del doble de la región de Lombardía, para un total de cinco millones de hectáreas equivalentes, ha sido sustraído de la agricultura italiana que hoy afecta a una superficie de 12,7 millones de hectáreas con una reducción de ¼ en los últimos 40 años. El censo agrícola de Istat de 2000 nos dice que de 1990 a 2000 en Lombardía desaparecieron 188 mil hectáreas de tierras agrícolas. Para dar una idea, es como si todos los territorios de las provincias de Milán y Monza hubieran desaparecido, o es como si hubieran desaparecido 10 ciudades como Milán. Si la tendencia se ha mantenido igual (pero seguramente se acelerará aún más) en 2010, los datos del nuevo censo certificarán que faltarán alrededor de otras 200 mil hectáreas de tierras agrícolas.
Entonces será como haber perdido un área más grande de la provincia de Cremona o como si hubieran desaparecido 20 ciudades como Brescia.
Según el informe de 2009 del ONCS (Observatorio Nacional de Consumo de Suelos), la urbanización sola en Lombardía resta un área de aproximadamente 103.000 metros cuadrados cada día, es decir, un área igual a más de 6 veces el área de la Piazza del Duomo. .
Toda la tierra perdida irremediablemente, con graves daños no solo al medio ambiente y la biodiversidad, sino también a nuestra pasión, la caza. Y si Lombardía llora, las otras regiones ciertamente no se ríen.
Como contrapunto a esta trágica situación encontramos, de hecho, que muchas instituciones regionales piensan que pueden salirse con la suya si continúan abogando por la infructuosa estrategia de espacios protegidos y espacios Natura 2000 conectados entre sí por las llamadas "redes ecológicas". Estrategia concursal porque los datos relativos a la eficacia real de estos sistemas en el ámbito de la protección y gestión ambiental son de dominio público y porque las múltiples disputas que existen entre áreas protegidas y comunidades residentes son igualmente de dominio público.
El riesgo es que, si seguimos a este ritmo, nos encontremos entre áreas protegidas donde la caza está absurdamente prohibida y un territorio degradado y cada vez menos útil para la caza de vida silvestre. En la práctica nos encontraremos sin un campo donde jugar nuestro juego. Desafortunadamente, este ya es el caso en muchas situaciones regionales.
Esta situación es otro “regalo” de la cultura urbana a expensas de la rural. De ahí la necesidad de poder proponer un modelo diferente al sistema país, una estrategia alternativa, basada precisamente en el “saber hacer” propio de la cultura rural y sus portadores. Debemos ser capaces de deshacernos de la visión actual y contraproducente, todo ello centrado en las limitaciones y prohibiciones impuestas en determinadas áreas (como coartada de la conciencia), dejando el resto del territorio abandonado a sí mismo y presa de una agresión indiscriminada operada por expansión de la urbanización salvaje y la infraestructura (a menudo inútil o sobredimensionada).
Debemos proponer "nuestro" modelo, mucho más útil y racional, que se basa en la gestión real de todo el territorio agroforestal-pastoral para producir el medio ambiente, la fauna y la biodiversidad, continuando con más incisividad para "cultivar" junto con el mundo agrícola el nuestro futuro como ciudadanos y cazadores.
Creo, como ya he dicho en otras ocasiones, que esto no es una utopía pero es realmente posible utilizar la Coordinación para la Defensa de la Cultura Rural como momento de síntesis de las múltiples actividades que ya llevamos a cabo en este sentido. y sobre todo a poner en marcha otros nuevos, aún más amplios y concretos, para luego darle la visibilidad adecuada, contribuyendo así también concretamente a relegitimar realmente la caza y los cazadores ante la política y la opinión pública. Juntos lo podemos hacer.
marco castellani