Reunión en Roma
En las últimas semanas, el presidente de ARCI Caza nacional Christian Maffei y el Jefe del Comité Científico Gabriele Sperandio, acompañado por el Dr. Angelo Giuliani, coordinador del propio Comité y por el abogado. Giuseppe de Bartolomeo, Vicepresidente Nacional de la Asociación, se reunió con ISPRA en la persona del Dr. Piero Genovesi, Jefe del Servicio de Coordinación de Vida Silvestre, en la sede de ISPRA en Roma. Un encuentro constructivo para definir una estrategia de convivencia entre la institución facultada por el Estado para la investigación científica y el mundo agrícola, ambientalista y cinegético y con los demás componentes involucrados en el manejo de la fauna homeotérmica, patrimonio estatal indisponible. Durante el encuentro se desarrolló un articulado y extenso debate que permitió enfocar sobre todo la necesidad de relanzar los procesos de participación basados en el respeto mutuo de los roles de los sujetos institucionales identificados y en el respeto a la autonomía mutua.
El papel de ISPRA
Para nuestra Asociación, el rol técnico-científico de ISPRA, hoy más que nunca, debe ser fuertemente enfatizado en el interés de la vida silvestre como bien común. Dada la crisis global que afecta al planeta, es fundamental que la política dé prioridad a la opinión de la ciencia independiente de los condicionamientos políticos. Los necesarios desarrollos en la puesta en común con los stakeholders no pueden obviar una importante inversión en procesos de información, formación, educación y comunicación dirigidos a todos los componentes sociales implicados. Precisamente en este aspecto se ha subrayado el retraso histórico, todo italiano, sobre el valor de la fauna homeotermal como patrimonio a conservar en interés de la riqueza de la biodiversidad.
Conservacion de vida salvaje
Ya en 1977, la ley 968, por primera vez, estableció que la fauna silvestre asumía el estatus jurídico de cosa comunitaria y que "... se permite la caza siempre que no se oponga a la necesidad de conservar la caza y no cause daño efectivo a la producción de agricultura…"; en 1992, más aún, con la ley 157 en el artículo 1 numerales 1 y 2 se sancionó que “la vida silvestre es patrimonio indisponible del Estado y está protegida en interés de la comunidad nacional e internacional” y que “El ejercicio de la caza está permitido siempre que no entre en conflicto con la necesidad de conservar la vida silvestre y no cause un daño real a la producción agrícola”. Por lo tanto, la dirección en la que debe moverse el tema de la gestión es clara: la conservación como elemento prioritario, la extracción sostenible de conformidad con el marco europeo, principalmente para las aves migratorias. Manejo de vida silvestre en todo el país. Todo tenía que estar avalado por la opinión científica del único instituto nacional, entonces INFS, hoy ISPRA. En la extensa discusión se subrayó cómo la mayoría de los elementos de apoyo de la Ley 157/92 fueron, de hecho, ignorados con graves repercusiones en cuestiones de gestión (ver ungulados); en los temas del enfoque científico del tema (ausencia casi total de observatorios de vida silvestre y bases de datos regionales); por no hablar de la ausencia total de la inversión cultural de las asociaciones cinegéticas y ecologistas derivada e intrínseca de la Ley 157/92: el nivel deletéreo y pendenciero del debate, a menudo caracterizado por una notable deshonestidad intelectual sin escrúpulos, vulgar ya veces difamatoria.
Calendarios de caza
Parece que la única inversión ha sido en la ignorancia y la demagogia. Este marco incluye la distorsión que ha llevado a un uso instrumental de las opiniones de ISPRA, por ley no vinculantes, en el contexto del ahora constante choque en las Regiones sobre los calendarios de caza. Un conflicto todo político, que gusta a algunas asociaciones de cazadores, que ha llevado la gestión de las aulas de los departamentos científicos a los judiciales. ¡Los tribunales no son el lugar para una buena administración de la vida silvestre! Todo esto no ha hecho sino producir aún más laceraciones y desapego entre nuestro mundo, la ciencia y la opinión pública, creando preocupantes niveles de desviación y desconocimiento de los principios sancionados por la legislación y más fortalecidos y matizados, más recientemente con las reformas de la Constitución. Carta (Artículo 9 y Artículo 41), que atribuyen mayor importancia a los temas de protección del medio ambiente, los animales, la biodiversidad y los ecosistemas. Otro punto tratado fue el de la productividad faunística dirigida en particular a las especies de interés cinegético y no cinegético. El costo social derivado del estatus legal de la vida silvestre no puede recaer únicamente en los agricultores, creando a menudo problemas económicos importantes. Dicho esto, se subraya que ARCI Caccia propone definir un marco de planificación para compartir con el mundo científico y debatir con las asociaciones agrícolas y ecologistas en relación con las disposiciones comunitarias contenidas en la PAC y en otras medidas europeas. Además, ARCI Caccia tiene la intención de abrir una mesa de discusión con todas las asociaciones agrícolas y ambientalistas para definir estrategias futuras en interés de la comunidad nacional e internacional y las generaciones futuras. La propuesta del Comité Técnico Faunístico propuesta recientemente no va en esa dirección ya que no puede representar el lugar de discusión que tenemos en mente (fuente: Arci Caccia).