La caza, en este loco año, obviamente pasa a un segundo plano, en comparación con la tragedia de la pandemia. El hecho es que los cazadores realizan una actividad en contacto con la naturaleza, en grandes espacios, donde el riesgo de infectarse es mínimo. Por ello, solo podemos acoger con satisfacción la decisión del Región de Emilia Romagna, la región de Liguria y la región de Marche para permitir, incluso en la zona naranja, la caza de jabalíes fuera del municipio de residencia.
Esto a condición, sin embargo, de que sea solo un aperitivo y que, inmediatamente después, se le otorgue el mismo trato también para los practicantes de otras formas de caza. Podemos entender que la caza del jabalí, en todas sus formas, es fundamental para la prevención de daños y para reducir el riesgo de propagación de la peste porcina africana, pero seguimos convencidos de que la actividad cinegética ha un impacto verdaderamente insignificante en la propagación del virus. Así que solo podemos pedir, para los cazadores que se encuentran en la Zona Naranja y Roja, el mismo trato del que disfrutan muchos otros ciudadanos que encuentran en su pasión la salida adecuada y la actividad física saludable al aire libre.
Cazadores y una importante inducción se beneficiarán de ello: el de armerías, granjas de caza y empresas de vida silvestre, fabricantes de armas, municiones, ropa, botas, etc. .. Un mundo de puestos de trabajo ciertamente no menos que el de otros sectores económicos. Por eso, ahora que ha habido esta apertura a una única forma de caza, pedimos también un trato igual para las demás. Porque los cazadores son una gran familia, donde nadie se queda atrás.