La voz de alarma fue dada por ARRICACCIA, temiendo que ésta sea la consecuencia inevitable de la política de gestión del comisario Carosio Francesco, quien, sin justificación alguna, no hizo pedidos de liebres para la repoblación del territorio en base a las ofertas recibidas por el 'ATC en agosto. En efecto, de manera totalmente desmotivada, el citado Comisionado reiteró las solicitudes de ofertas, yendo más allá del tiempo necesario para adquirir la preciada caza silvestre de la que, se sabe, existe una disponibilidad limitada durante la temporada de caza, a pesar de la presencia en el presupuesto de fondos que hubiera permitido proceder con el pedido.
No se sabe qué intereses perseguía el comisionado Carosio. Ciertamente no las de los cazadores que pagan fragantes cuotas de admisión, muchos de los cuales, además, representados por el propio Carosio en su calidad de presidente provincial de la FIDC, notoriamente la asociación de cazadores que cuenta con el mayor número de afiliados. ARCICACCIA, a través de su presidente provincial G. Ansicche, envió una solicitud formal de aclaración a ATC AL2 en noviembre, pero a la fecha no se ha recibido respuesta.
Cualquiera que sea la conclusión de la historia, ARRICACCIA cree que nunca antes las asociaciones de cazadores, de las que se registra un silencio ensordecedor, en lugar de derrochar recursos en apelaciones sobre cuestiones de principio que nada aportan al fondo del asunto, deberían concentrarse para lograr un rápido restablecimiento de la funcionalidad de los comités de gestión ATC dado que la política de "un solo hombre al mando" parece producir resultados desastrosos y alimentar comportamientos autorreferenciales en contraste con la lógica que debe animar una gestión "participativa" del territorio