Según las últimas estimaciones (incluso si no hay un censo real por parte de las autoridades competentes) hay al menos 100 mil nutrias presentes actualmente en el bajo paduano. Se trata de ejemplares muy peligrosos: suelen excavar sus madrigueras en las orillas de canales, desagües y acequias. Cuando pasan sobre las áreas cerca de los mismos terraplenes, los vehículos agrícolas corren el peligro de volcarse, como ha ocurrido varias veces en el pasado, precisamente porque el terreno -salpicado de agujeros- está más "desprendido". La nueva alarma la lanza Emilio Cappellari, el nuevo presidente del área Cia Este-Montagnana:
“Estamos preocupados, estos castores parecen multiplicarse en exceso. Se mueven en grupos de cuatro, cinco ejemplares. Entre los muchos temas críticos, destruyen los cultivos con las consiguientes enormes pérdidas para los empresarios agrícolas. En particular, en estos días las plántulas de trigo duro están arrasando: por donde pasan, pues ya no hay nada más». En cualquier caso, cabe recordar que el pasado mes de agosto el Región de Veneto lanzó el plan regional de control de la nutria: “A raíz también de las diversas solicitudes que hemos presentado en los foros más adecuados -dice Cappellari-.
Ahora esperamos que las operaciones de contención procedan con regularidad. Paralelamente, otra solución viable para poner freno es la activación de un programa general de esterilización". Los daños causados por el "castor" en toda la provincia ascienden a más de medio millón de euros al año; sin embargo, esta cifra se calcula de forma predeterminada. De ahí la batalla que viene dando la CIA desde hace varios años, o la solicitud de modificación de la ley 157 de 1992 llamada "Reglas para la protección de la vida silvestre". «La legislación que regula la materia debe cambiarse de cerca -añade Cappellari- para llegar a un punto de equilibrio, en el contexto de una biodiversidad que prevea una coexistencia natural de las diferentes variedades de fauna.
Hoy, más que nunca, es necesario ir más allá del principio de protección para llegar al de una correcta gestión de la propia vida silvestre. Hay que buscar lo que es la densidad óptima de cada especie individual, en el contexto de la compatibilidad ambiental, social y económica. Si a partir de ahora las nutrias no se van a contener adecuadamente, con los medios que permita la administración regional, el daño podría incluso aumentar. Sería un golpe más para un sector que, a duras penas, intenta perseguir una recuperación real” (Padua hoy).