
Cacerías en el valle - Cazador en la puesta en escena, con el juego de moldes apenas perceptible en el oscuro amanecer que es preludio de la salida del sol. Los moldes se balancean sobre el agua, acariciados por la ligera brisa matinal que sopla desde el mar. Los llamados patos, fieles colaboradores, "sopranos" y "bajos" del teatro acuático, abren el concierto. Ha comenzado el amanecer de la caza. Es la película en blanco y negro, con patos que recuerdan, de un pasado más o menos lejano o más o menos reciente. Cazador en la puesta en escena, con el juego de moldes apenas perceptible en la oscura madrugada que es preludio de la salida del sol. Los moldes se balancean sobre el agua, acariciados por la ligera brisa matinal que sopla desde el mar. Ha comenzado el amanecer de la caza. Película en color del presente ... sin los patos señuelo "anulados" por las disposiciones sanitarias sobre las que la discusión sigue abierta. La película en blanco y negro a veces se ha vuelto a proyectar para algunos clips cortos de un "como éramos", pero luego regresó pronto a la biblioteca de películas, abrumado por la actualidad del color anterior. Debemos adaptarnos.
Dicho esto, inmediatamente después vale la pena recordar que el uso de llamadas después del amanecer, en medio del día, siempre ha sido una elección subjetiva. Un viejo cazador del valle dictaminó que organizar el juego es como hacer salsa de carne: los ingredientes son más o menos siempre los mismos, pero todos los ponen en la sartén y los cocinan según sus gustos y experiencias. Es decir que una vez, durante el día, en condiciones climáticas normales, algunos mantenían a los patos jugando mientras otros jugaban al juego de los "muertos" (sin patos señuelo), porque según ellos la "telaraña" de los patos podía ser contraproducente. hacia los vuelos de palmípedos invernales y sospechosos. A lo sumo mantuvieron en juego al ánade real macho que, apenas silbando, avisaba de la llegada de algunos palmípedos con tono bajo y no alarmante. Experiencias y creencias subjetivas que hoy la ausencia de referentes ha igualado: decir única y exclusivamente mojo y pitos para todos.

Igual condición que se aplica hoy, no pudiendo hacer lo contrario, incluso con la niebla, es decir, cuando estén / estarían prácticamente todos de acuerdo en que los patos señuelo son / serían necesarios, al menos aconsejables.
En cambio, la niebla, generalmente un obstáculo para la mayoría de las formas de caza, en las cacerías de los valles puede resultar ser un aliado. Siempre que, por supuesto, en la zona haya ... presencia de acuáticos. Pronto se dice lo que pasa con la niebla. El primer día de espesa niebla mantiene firmes a los palmipedos. Es a partir del segundo día, cuando sienten la necesidad de comer, que vuelven a levantarse, haciendo durante el día lo que suelen hacer por la noche, es decir, buscar pastos y lugares para detenerse. Es en esa coyuntura que la búsqueda de alimento y la mayor capacidad de engañar a la imprenta gracias a la niebla, hacen que los pájaros se atraigan más fácilmente por los juegos y (se sintieron atraídos) por las llamadas del acecho. Es decir, las aves emprenden vuelos a los pastos sin esperar la protección de la noche, o, si la niebla cae por la noche mientras ya están en los pastos, una segunda hipótesis que puede explicar esta mayor confianza con las imprentas es que con la niebla vienen posibles elementos de referencia sobre el territorio que quedan temporalmente ocultos. En consecuencia, una vez finalizada la jornada, como los pájaros ya no tienen estos elementos a la vista, al carecer de algo en su “brújula” habitual, es plausible creer más en los juegos que se paran “sorprendentemente” en el camino. Hipótesis que podría ser confirmada por la observación de que en los claros de despeje que se crean extemporáneamente debido a un repentino levantamiento del viento, o en las áreas despejadas al borde de la niebla, a veces se han hecho bolsas de caza incluso en acecho usualmente mediocre en condiciones normales. condiciones de aire puro.

Esto es válido para todos los anátidos, con cierta especificidad para el verde azulado, pero es particularmente el porrón el que encarna la figura del palmito “clásico” de los días brumosos, sobre todo si se asocia el viento del oeste y las heladas. El porrón encarna la simbiosis perfecta con el momento meteorológico. Tiene la espalda helada como la escarcha que deposita la niebla helada sobre los pastos del valle, tiene el cuerpo poderoso de quien no teme a las tormentas. El silbido de sus alas dentro del algodón aguado es como una ráfaga de viento. Real e impalpable, aliento fugaz de decibelios en la atmósfera adormecida e inmóvil del valle. Agacharse a veces sorprende en los moldes por aparente astucia limitada, pero no debería sorprender que incluso los astutos animales salvajes, en determinadas situaciones particulares como la niebla, por diferentes motivos y no siempre muy claros para los hombres, hagan lo que mejor pueden hacer, volviéndose más vulnerable aunque (afortunadamente) por un corto tiempo. Cacerías ancestrales, cacerías de la gran tradición cinegética italiana. Cazas modernas, lo mejor que pueden ser.

El cambio climático y los cambios ambientales, que a veces marcan una desventaja pero a veces también una ventaja, han afectado gradualmente tanto a las poblaciones de especies acuáticas como a las de otras especies. Limitándonos al territorio italiano, ahora hay movimientos del cinturón de invernada de palmípedos más al norte que en el pasado, menos presencias en lugares tradicionales, así como, por el contrario, anidaciones importantes en zonas donde nunca se habían producido. Por tanto, hoy es más útil y necesario que nunca que los cazadores participen en los censos y aporten datos sobre la matanza para consolidar el conocimiento sobre el estado de la especie. Seguir siendo capaz de cazar acuáticos pasa también por estas pequeñas acciones, porque la falta de datos sobre matanza es uno de los vacíos a llenar para sustentar la investigación científica que el mundo cinegético ha emprendido colaborando con algunos institutos universitarios.
En cuanto a los patos señuelo, bueno, el futuro aún está… en la niebla.