La necesidad de controles
La caza es una actividad otorgada por el Estado italiano a todos los ciudadanos que cumplan los requisitos legales y siempre que no ponga en peligro la coherencia del patrimonio faunístico. Una serie de Directivas de la Comunidad Europea implementadas luego por los distintos estados miembros de la Unión establecen tiempos, métodos y sobre todo las listas de especies cazables. Todo esto durante casi 30 años. Un sistema sancionador claro y preciso regula los tipos de sanciones, tanto administrativas como penales. Por ello todo aquel que practique la caza debe conocer estas normas y sobre todo debe ser consciente de lo que implica infringirlas. En este periodo se alcanza la máxima actividad de los cuerpos de seguridad pública controles a los cazadores. Es claro que los controles son necesarios, así como también lo es que existen reglas precisas que regulan las actividades de control, estableciendo los derechos y deberes del controlador y del controlado. Hasta aquí la teoría. Lamentablemente, la práctica es diferente, tanto por parte de los cazadores como, afortunadamente no en todos los casos, también por parte de los controladores.
Respeto a las reglas.
Es inaceptable que en 2023 todavía haya cazadores sancionados por el uso de señuelos electromecánicos, fonofilos y por capturar especies prohibidas por las distintas directivas de la UE: ¡estas herramientas son ilegales! Quien no pueda salir a cazar respetando las normas, mejor que cuelgue el rifle y se dedique a otra cosa. Hoy ya no podemos tolerar más estas actitudes, que son totalmente voluntarias y no fruto de un error: la opinión pública no las comprende y no las acepta. La gran mayoría de los cazadores no pueden verse penalizados por la actitud y el comportamiento de unos pocos. No podemos ver cuestionadas nuestra pasión, un sector económico enorme, las tradiciones de nuestro territorio porque todavía hay personas que no saben respetar las leyes conocidas por todos. Salir a cazar no es obligatorio, no hay ninguna autoridad que lo imponga; ¡La caza es una "concesión" del Estado que, como tal, también puede ser revocada! Cientos, miles de migrantes, ya sean de vigilancia fija o temporal, pero también cazadores especializados en la deambulación con perros, respetan las leyes y salen a cazar en paz. Se someten a controles pero no a sanciones porque respetan las normas.
No a la criminalización
Estos miles de practicantes no pueden aceptar ser criminalizados porque algunos individuos violan intencionalmente las reglas. ¡Esta plaga debe terminar ahora! Al mismo tiempo, sin embargo, se pide a quienes realizan los controles que respeten las leyes, tanto de educación como del Código Penal. Cada vez más vemos despidos por parte de los jueces, absoluciones porque el hecho no existe por el simple hecho de que los interventores no respetaron los procedimientos, y quisieron buscar algo malo donde no había nada malo. En los últimos días circulan insistentemente en los círculos cazadores noticias sobre registros domiciliarios realizados sin orden judicial de las autoridades investigadoras. Estas acciones no deben ocurrir: si no estoy cazando, las autoridades policiales no pueden entrar a domicilios particulares para realizar registros sumarios. El Código Penal no lo permite sin la asistencia de un abogado de la parte controlada. ¿Es tan difícil evitar la estrategia de represalia?
El caso de Carlos Bravo
El concejal regional Carlo Bravo, impulsor, por ejemplo, de la ley sobre las anillas, fue controlado y sancionado por la supuesta irregularidad de algunas anillas de sus señuelos vivos. Algunos medios de prensa, siempre contrarios a la caza, ya lo han condenado. En Federcaccia creemos que Carlo Bravo demostrará la inexistencia de los delitos que se le imputan pero ¿cuánto tardará en ocurrir? El concejal Floriano Massardi ya sufrió el mismo trato hace tres años pero el resultado del caso aún se desconoce. ¿Es correcto que se persiga de esta manera la actividad política a favor del mundo de la caza de dos representantes institucionales elegidos democráticamente? Ciertamente no deben estar por encima de los partidos, pero tampoco deben ser objeto de acciones que puedan hacer pensar a la mayoría de la gente en tiempos lejanos de nuestra historia. Todo el mundo debe respetar las leyes, principalmente los cazadores pero también los controladores.