Cuando vas a cazar con alguien, cazas dos veces. Está toda la emoción de la investigación, de la observación del territorio. Es imposible no identificarse con el cazador, pero mientras tanto las "tareas" del compañero son muchas otras. No es raro que el líder de derecha intercepte a quienes lo acompañan: son dos ojos más y binoculares, a veces incluso más lúcidos y pacientes porque no son presa de la ansiedad de los resultados.
En los momentos de desánimo, el compañero es un hombro, que recoge la frustración y la vuelve a poner en juego. La asistencia en la elección del líder suele ser crucial, porque el compañero tiene una mirada que sabe orientar la vista del cazador, especialmente en situaciones complicadas, como las manadas.
La reacción al disparo a menudo se excluye a quienes disparan, mientras que está claro quién está mirando, así como (con raras excepciones de habilidades técnicas y sangre fría) la documentación en video del tiroteo.
Espalda sobre la que cargar la mochila, brazos para tirar de los restos, cuchillos de repuesto, antorchas estratégicas, agua de repuesto, meriendas inesperadas…. el compañero es eso y mucho más, pero si además es amigo entonces todo toma otro sabor y la caza se convierte en un ideal de vida!