Fauna silvestre
En varias zonas verdes de Milán se están empezando a instalar carteles que recuerdan a los ciudadanos y a los turistas que no alimenten a los animales salvajes presentes en la ciudad, en los parques o en los cuerpos de agua, como nutria, peces, ardillas, tortugas, patos o palomas. El 'Reglamento para el Bienestar y Protección de los Animales' del Ayuntamiento de Milán, vigente desde 2020, indica la prohibición de dar alimento a la fauna silvestre, una acción peligrosa para su salud y también porque implica el riesgo de un posible aumento de el número de algunas especies potencialmente dañinas tanto para el medio ambiente como para otros animales. Los carteles informativos se distribuirán en diversas zonas verdes, dentro de los Jardines Indro Montanelli, el Jardín de Villa Belgiojoso Bonaparte, los Jardines Don Luigi Giussani (antiguo Parque Solari); y nuevamente en el Parque Sempione, el Parque Lambro, el Parque de los Mártires Iraquíes de la Libertad, las Víctimas del Terrorismo (antes Parque Martesana) y el Parque Aldo Aniasi (antes Parque Trenno).
comunicación difícil
“Es difícil comunicar a los ciudadanos, o a los numerosos turistas que viven en nuestra ciudad, que no den comida a los animales salvajes: el mensaje se interpreta a menudo como una postura de falta de cuidado hacia ellos, especialmente hacia aquellos animales que inspiran simpatía. y ternura entre adultos y niños. Pienso, por ejemplo, en las ardillas o en los peces de colores, pero también en los patos y las tortugas de nuestras masas de agua – explica la concejala de Medio Ambiente y Medio Ambiente, Elena Grandi –. Sin embargo, es importante recordar que alimentar a estas especies, muchas veces con alimentos que no son naturales para ellas, puede ser perjudicial tanto para su salud y supervivencia como para el equilibrio de la fauna de la ciudad".
Saldos alterados
Como también nos recuerda Gustavo Gandini, Garante para la Protección de los Animales del Municipio de Milán, “los animales que deciden instalarse en la ciudad entran en equilibrio con el medio ambiente y generalmente no crean problemas. Somos nosotros, al alimentarlos, quienes alteramos el equilibrio, provocando sufrimiento a los animales y malestar a muchos ciudadanos. Pienso, por ejemplo, en la ardilla gris que es capaz de roer alambres y cables eléctricos o en las nutrias que muchas veces crean problemas al suelo y a las plantas royendo la corteza".