Es dificil hablar de rocoli. Quieres porque casi ya no existen. Lo quieres porque alguien quería connotarlos con negatividad. Pero no es así. El roccolo es difícil y para entenderlo hay que vivirlo en tu interior; hoy, más que en el pasado, mantener una estructura dedicada a las aves parece más costoso que beneficioso. Y entonces, ¿cuál sería el sentido de mantener con tanto esfuerzo carpes modelados ingeniosamente para una fantasía de sonidos y colores?
Es precisamente a partir de esta pregunta que comprende su importancia, su utilidad. Hay que mirar el roccolo con ojo íntimo como si fuera una obra de arte, un verdadero jardín histórico, quizás su precursor. Pero luego te das cuenta de que tiene algo más. Como un jardín histórico, es conservador no solo de plantas sino sobre todo de técnicas y obras del hombre que de otro modo se perderían. Es un patrimonio inmaterial que se hunde en nuestras raíces, en gestos olvidados pero siempre iguales y repetidamente diferentes, en colores, en olores que nos devuelven a una dimensión tan lejana como importante.
Pero no se detiene ahí. Proyectado hacia el futuro, el pájaro se puede utilizar para el estudio de los migrantes así como su jardín para preservar plantas y cultivos raros. Un mundo hecho de armonías y silencios tan sonoros como te hacen pensar en la importancia de la creación incluso si no eres un creyente. Ciertamente te ayuda a comprender cuánto hay que preservar y salvaguardar en nuestro campo y en las obras del hombre, incluida la caza (Fuente: Federación de Caza).