Hace unas semanas en Parlamento Europeo la reforma del Política Agrícola Comunitaria (PAC) válido de 2023 a 2029. Así, ha finalizado un largo proceso de mediación, que duró más de dos años, que implica unas buenas 380 MIL en todo el continente y que equivale al 34,5% del total del presupuesto UE 2020. En 2021 y 2022 También habrá dos años más de transición con la refinanciación de la PAC actual (que vale alrededor de 2,4 MIL para Italia). Recursos apoyados por tanto, y sobre el papel también premisas ambiciosas en términos medioambientales para alcanzar los objetivos marcados por el Pacto Verde.
Lamentablemente, tanto el Parlamento como el Consejo Europeo han votado en cambio un documento peyorativo en comparación con la propuesta preliminar de la Comisión, con modestas expectativas ambientales y de mejora para toda la vida silvestre, en particular para las especies para las que las medidas de conservación son más urgentes y para las que se prepararon planes de acción. por el Comisión de Medio Ambiente de la UE. Evidentemente, existen opiniones encontradas sobre los resultados de este acuerdo, pero desde un punto de vista puramente medioambiental existen muchas dudas y perplejidades sobre esta reforma de la política agrícola comunitaria.
En cuanto a la fauna, los aspectos más graves se refieren a los cambios en la normativa de Buenas Condiciones Agronómicas Ambientales que han determinado el debilitamiento de la protección de humedales, turberas y praderas permanentes (GAEC n. 2 y n. 10) y sobre todo el reducción porcentual de la superficie agrícola que se asignará a elementos ambientales y no productivos (GAEC n. 9). Esta última es quizás la acción más grave y deplorable desde el punto de vista medioambiental. ya que, con una enmienda específica del Consejo Europeo, el cálculo se hará ahora sobre la superficie cultivable y no sobre la superficie agrícola (como propone la CE). Esto significa perder más del 38% de la superficie de referencia europea para medidas medioambientales.
Otro aspecto negativo está en la definición de césped que, aunque ampliada respecto a la PAC actual, no incluye prados o pastos con arbustos o parcialmente arbolados y por tanto excluye estas tipologías ambientales (muy habituales en nuestro territorio nacional) de las medidas de protección y conservación previstas. Sin embargo, queda a la discreción de los Estados individuales decidir más adelante si incluir o no estos hábitats en la definición de césped. Es realmente desconcertante que, por un lado, la Unión Europea esté pidiendo a los Estados miembros que intervengan precisamente en prados, turberas y humedales (Plan de acción multiespecífico sobre limícolas), o en áreas agrícolas parcialmente boscosas (Plan de acción sobre tórtola), mientras que, por otro, reduce la posibilidad de implementar estas medidas a través del sistema de financiación más importante para los agricultores. Sin embargo, entre los aspectos positivos de esta PAC se encuentra una mayor asignación de recursos financieros al medio ambiente con la asignación del 35% de los fondos de desarrollo rural y una participación entre el 20 y el 30% del presupuesto para pagos directos.
Otro aspecto positivo lo da la aceptación por parte del Parlamento Europeo de una enmienda impulsada por el ROSTRO y más precisamente en la ampliación de la definición de área agrícola que ahora incluye no solo tierras cultivadas sino también cultivos permanentes, prados y elementos del paisaje (por ejemplo, setos, hileras, zanjas, muros, etc., etc.). Estos hábitats son muy importantes para la vida silvestre y para toda la biodiversidad. Dicho esto, el juego aún no ha terminado. De hecho, a partir de esta semana las negociaciones para la redacción final del texto de la CAP 2023-2029 en trilogía con la Comisión y el Parlamento Europeo y que presumiblemente terminará en los primeros meses de 2021. Aquí todavía puede haber algunos pequeños cambios y modificaciones. Esperamos que la Comisión de Medio Ambiente dirija sus energías a esta batalla en lugar de tomar iniciativas contra la caza, como lamentablemente hemos verificado recientemente en los hechos del Plan Internacional sobre tórtolas y sobre avefría y porrón. Luego estarán los pasos nacionales y regionales con la aprobación de los planes estratégicos nacionales, previstos por la nueva PAC y con la flexibilidad adicional con la que los distintos países pueden adaptar la política agrícola común de acuerdo con sus propias realidades y necesidades locales. En este último frente, Federcaccia ya está comprometida y activa en la defensa de una política agrícola cada vez más cercana al medio ambiente y a los propios agricultores y, por tanto, a ser portavoz de todos los cazadores en las discusiones locales de la próxima PAC. En particular, será nuestro compromiso llevar a cabo todas las iniciativas que eviten el abandono de la agricultura en áreas marginales y al mismo tiempo promover acciones para potenciar la biodiversidad y aumentar la vida silvestre.