Estimado Director: No pudimos evitar notar esta mañana, en el periódico que dirigió, una caja que informa -sin firma, pero no es necesario, sabemos quién lo escribió- las habituales falsedades de quien, sin hacer nada útil y concreto, sólo puede criticar y intenta desacreditar lo que hacen los demás. Evidentemente nos referimos a esas pocas líneas, fruto del esfuerzo intelectual de algunos marginales y pequeños grupos locales deasociaciones de derechos de los animales, quienes desde hace días difunden noticias falsas sobre la labor de los cazadores en la emergencia provocada por elEpidemia de COVID-19. Para ellos, y para otros como ellos, todas las asociaciones de caza ya han respondido -de hecho, las anticiparon- de carácter nacional.
Por tanto, nos sorprende releer las mismas cosas, ya ampliamente refutado, en su periódico, incluso si se informa en una mínima parte en comparación con el folleto que circula. La mentira más grande, porque eso es lo que es, es que las donaciones de los cazadores se hicieron con dinero del estado, por tanto de ciudadanos y que en esencia se han embellecido sin esfuerzo. Dejando de lado la cuestión no secundaria de que si hay quienes reciben dinero de los ciudadanos en forma de préstamos, aportaciones, "proyectos", consultas y convenios diversos, es precisamente el mundo de los derechos animales, es bueno precisar que la caza italiana asociaciones y el mundo de la caza en general no reciben ningún financiamiento directo del estado.
En realidad, lo que llaman financiamiento, no se sabe si por desconocimiento o de mala fe, no es más que una devolución parcial - sí, porque no solo el Estado no da, pero retenciones - de una cuota adicional a las concesiones estatales y regionales que cada cazador paga cada año para dividirse entre las asociaciones de cazadores a cambio de lo que se ha hecho en términos de manejo ambiental de la vida silvestre. Por tanto, cada euro donado por los cazadores con motivo de esta y de muchas otras emergencias, un livello nazionale, vino de los bolsillos de los cazadores! En forma de donaciones en efectivo, equipos de salud, trabajo voluntario, apoyo a protección civil, servicio comunitario, ayuda a familias necesitadas, y más, el mundo de la caza ha donado al Estado, oa los ciudadanos un poco menos de dos millones de euros.
¡Aparte de unos pocos miles de euros! ¿Pueden decir lo mismo? Y aparte de la emergencia Covid-19, que los recursos que los cazadores ponen a disposición de la comunidad a través de sus licencias y permisos cada año (que cuantificamos prudentemente en más de 200 millones de euros) es el dinero que el Estado y las Regiones utilizan en muchos capítulos de gasto de los ciudadanos, uno para toda su salud, ¿no sería mejor y más correcto recordarlo? Y no mencionamos lo que se ha hecho en materia de servicios comunitarios en forma de jornada voluntaria. (leyes libres) para operaciones de gestión a favor de la Administración Pública. Aquí estamos hablando de nada, los argumentos habituales, cuyo propósito es siempre y solo uno: atacar a la caza y a los cazadores. Una vez más, sin embargo, Los cazadores se muestran actores de pequeños y grandes gestos de responsabilidad. en respuesta a una emergencia que hoy más que nunca pide sacrificios y afronta nuevas dificultades que solo pueden superarse mediante la unidad y la colaboración. ¡Con el debido respeto a aquellos que solo quieren dividir!