
Después de la fiesta del domingo llega otro oro (el tercero) para la expedición Azzurri a Rio 2016. Un fenomenal lo conquista Nicolás Campriani, que tras haber dominado las clasificaciones estableciendo el nuevo récord olímpico también se confirma en la final de la carabina masculina de aire comprimido de 10 metros. 206,1 la puntuación de los azules, que triunfa ante el ucraniano Kulish (204,6) y el ruso Malsennikov (184,2). Era inevitable que llegara el récord olímpico, tanto en las preliminares como en la final. El cambio de reglas después de Londres 2012 hace inédita la prueba de rifle de 10 metros masculino: en los últimos cuatro años Campriani, plata en los últimos Juegos Olímpicos (pero oro de 50 tres posiciones), había digerido mal la decisión de la Federación Internacional de realizar la compite en una pelea continua por nocaut. Pero en Río de Janeiro, en el momento que más importa, el fenomenal tirador florentino se confirma como el más fuerte de todos.
Primero con una gran brecha en las fases de eliminación, primero con una gran brecha también en la final en 8. Campriani comienza con demasiadas preocupaciones, tal vez condicionadas por los rugidos de los muchos fanáticos indios en cada disparo de su representante Abhinav Bindra ( que cierra al pie del podio). A la larga, sin embargo, sale el talento absoluto de los azules y no hay ninguno para nadie: 206,1 final contra 204,6 del ucraniano Serhiy Kulish. Y la confirmación de ser uno de los tiradores más fuertes de la historia del rifle.
CAMPRIANI: "ODIO ESTE DEPORTE"
“Todo ha pasado en estos 4 años, luché por adaptarme al cambio de reglas pero hoy estoy muy contento. Esta es la primera medalla de oro con las nuevas reglas. Odiaba este deporte pero hoy soy feliz". Estas son las primeras palabras de Niccolò Campriani, oro en el rifle de 10 metros, a los micrófonos de Rai. "Le debo mucho a Petra -añadió refiriéndose a Zublasing, su novia- sin ella hoy no estaría aquí con la medalla de oro al cuello".
“Esta es también la primera medalla de un rifle italiano - agregó Campriani, quien diseñó el arma con la que compite - esta medalla es también un título de constructores”. “Le debo mucho a Petra - añade - en los últimos años no he sido la persona más feliz. No estaría aquí hoy con la medalla al cuello sin ella. Llegué a odiar este deporte pero gracias a este deporte estuve más cerca de mi padre y hoy mis primeros pensamientos van para él, mi madre y todas las personas cercanas a mí. Estoy feliz por mí mismo, pero me llena el corazón ver a las personas cercanas a mí tan felices. Comparado con Londres, estoy en paz conmigo mismo. Ahora me quedan dos carreras, pero mi prioridad ahora es mantenerme cerca de Petra, que tiene otra carrera el 11º ”.
Fuente: Sport Mediaset.it