¿Su perro se rasca las orejas de manera persistente y sacude la cabeza con nerviosismo? Es probable que sufriera una molesta infección de oído. No te preocupes, la cura es sencilla y definitiva.
Con las lluvias, el frío, el mal tiempo, vuelve el peligro de otitis, afectando a millones de perros cada año. Los síntomas que aclaran la presencia de la enfermedad son numerosos. Debido a la inflamación de la oreja, el perro muchas veces se ve llevado a sacudir la cabeza, a rascarse violentamente tanto las orejas que en algunos casos también provoca lesiones externas, además de las orejas de su fiel compañero no es raro que salga. del material oscuro y con un olor desagradable. Todos estos son síntomas que deberían ponerlo en alerta.
Para complicar un poco la situación, existen diferentes tipos de otitis, todas igualmente molestas, pero algunas más dolorosas y preocupantes que otras.
El veterinario hoy reconoce principalmente tres tipos de otitis:
• Otitis externa
• Otitis media
• Otitis interna
Cada uno de estos involucra un área particular de la oreja del perro, que consiste en lo que técnicamente se llama oído externo, que consiste en la aurícula y el canal auditivo externo, el oído medio, donde está presente la membrana timpánica y la cavidad en su interior. son los huesecillos del oído. Finalmente, la parte más profunda del oído se llama interna, formada por la cóclea y los canales semicirculares.
La parte interna del oído básicamente realiza la función de escucha y le da equilibrio al animal, mientras que la parte media y externa no solo recolectan información sino que también transmiten los sonidos que percibe el perro en la zona interna.
Generalmente la otitis más frecuente es la externa, que si se descuida y degenera puede convertirse en media y posteriormente interna. Si bien este molesto problema puede afectar a cualquier raza de perro, hay algunos que están naturalmente predispuestos. En general, se trata de todos aquellos perros que suelen tener orejas colgantes, como spaniel, basset hund, labrador o golden. También están en riesgo las especies con abundante pelo en el canal auditivo y los pastores alemanes, que tienen las características orejas erectas.
En el caso del primer tipo de otitis, la externa, la que causa inflamación es la producción excesiva de cerumen, provocada por un desequilibrio de las glándulas que la secretan. La principal causa que determina este tipo de desequilibrio es, lamentablemente, la propia estructura del oído. En razas con orejas colgantes, la situación se agrava fácilmente ya que el pabellón inclinado no permite una buena aireación y ventilación del canal auditivo obstruido con cerumen.
La enfermedad también puede ser causada o agravada por numerosos microorganismos, hongos, bacterias, parásitos y cuerpos extraños particularmente peligrosos. Por ejemplo, las orejas pequeñas, que se deslizan por todas partes, pueden resultar particularmente molestas. Finalmente, la otitis puede ser causada y agravada por patologías dermatológicas.
En el caso de que su perro haya mostrado los síntomas enumerados anteriormente, siempre es mejor llevarlo al veterinario, quien eventualmente lo diagnosticará. Incluso la fase de diagnóstico puede resultar particularmente complicada en algunos casos dependiendo de la gravedad de la infección. No será difícil certificar la presencia de la enfermedad, más bien será difícil encontrar la causa, elemento fundamental para una terapia eficaz y definitiva.
La otitis media tiene síntomas idénticos a los descritos anteriormente. Desafortunadamente, es muy común y está causado por la perforación de la membrana timpánica que provoca un importante proceso inflamatorio del tímpano. Mucho más grave es la inflamación del laberinto, más profunda que la oreja. En este caso nos encontraremos ante una otitis interna, que en el perro resulta ser especialmente rara, y suele estar provocada por una otitis media degenerada.
No hay novedades en cuanto a síntomas, pero entre los elementos que nos harán imaginar la presencia de una otitis interna ciertamente está el movimiento anormal y la posición inusual de la cabeza del perro. Se trata de una patología especialmente grave, que si se descuida puede incluso conducir a la sordera, incluso si se trata de un evento completamente excepcional.
El tratamiento eficaz debe tener en cuenta principalmente las causas que provocaron la inflamación del oído del perro. El uso genérico de antibióticos o antiinflamatorios que a corto plazo conducen a una mejoría temporal, a largo plazo permiten la reaparición de los síntomas y conducen a la cronización de la inflamación.
Por lo tanto, el consejo es no depender de tratamientos de bricolaje y ponerse en contacto con su veterinario.
Sin embargo, la prevención sigue siendo la mejor cura. Limpiar periódicamente las orejas de nuestro amigo de cuatro patas probablemente lo protegerá del riesgo de otitis.