
Caza de selección - Cada matanza es una historia, que a veces comienza con días, meses, estaciones de anticipación. Un líder avistado, buscado, deseado, perseguido. O el animal apareció como por arte de magia donde un momento antes sólo había hierba o piedras. Todo lo que ocurre antes de disparar el tiro se condensa, se sublima, en el movimiento milimétrico de la falange sobre el gatillo. Y en ese momento mágico, cuando todas las cuentas suman (o casi) y la adrenalina está al máximo, todo acaba. Pero a veces todo empieza desde ahí. Depende del resultado del disparo, un resultado que no siempre es obvio y que puede quitarle muchas horas de sueño y mucha serenidad a quienes lo explotaron.
En el instante del disparo todo se confunde, el resplandor ciega, la óptica se sacude, el ruido aturde y la presa muchas veces se "evapora" o se rompe rápidamente hasta perderse en nuestros ojos. La reacción al disparo es una valoración fundamental, que no siempre es posible para el cazador, y la figura del acompañante es determinante (también) en estos casos.
Frente a la desolación de un anchuss Abandonada la tentación de "ir a buscar" al animal afectado (?) conviene dar paso a la decisión más sabia de activar la recuperación.


El retriever ciertamente no es un benefactor disponible las 24 horas del día para resolver las dudas de los cazadores desafortunados, sino una figura especializada en la verificación del disparo y en la búsqueda (ojalá con recuperación) de animales heridos. Más que una figura, es un binomio hombre-perro, un concierto mágico de habilidades desarrolladas y dones naturales, puesto al servicio no tanto del cazador que ha "perdido" su presa, sino sobre todo de los animales salvajes que se encuentran. susceptibles de ser heridos, a quienes es necesario ofrecer un final digno y un destino adecuado, en lugar de dejar que se pudran en las garras de los saprófitos. Eso sí, activar la recuperación puede significar volver a la mañana siguiente (si has cazado por la tarde) para aprovechar la luz y el día. Esto implica una cierta disponibilidad de tiempo y el recuperador y el cazador que, a menudo, tienen un trabajo a tener en cuenta. Pero si la alternativa es dejar en duda el resultado de un disparo que pudo haber herido gravemente al animal, condenándolo a una muerte lenta y cruel, incluso se podría cuestionar la opción de salir a cazar sabiendo que no estamos disponibles ese día. después de recuperar un animal posiblemente herido.

En los momentos más severos, en las condiciones climáticas más extremas, el recuperador generalmente interviene felizmente, ya que cada recuperación significa para su propia experiencia auxiliar, nociones, desarrollo de una habilidad a la que la naturaleza lo ha predispuesto, pero que solo la práctica puede lograr. desarrollar.

Para el cazador, colaborar en la recuperación significa crecer, madurar en su propia experiencia, tomar conciencia de su arma, municiones, balística aplicada en el campo, la biología de los animales salvajes y las consecuencias de un gesto - apretar el gatillo - que muchas veces se cierra. una página de caza, pero a veces abre un capítulo completamente nuevo y fascinante.
Fotografía de Vicente Frascino.