
la Slovensky Kópov o más simplemente Kopov puede decir mucho, pero nos gusta comenzar describiéndolo en un campo de caza, con un verraco. A menudo perdemos de vista a nuestro perro, pero si el perro es un Kópov sin miedo, cuando está frente al jabalí es perfectamente capaz de actualizarnos sobre la situación con su ladrido.
Evidentemente el guía debe hablar el mismo idioma que el perro, pero si hay sentimiento y apego es posible incluso adivinar el tamaño de la naturaleza, la huida o la presencia del jabalí. Este último no siempre da lugar a que el jabalí se detenga para defenderse, pero cuando se produce el ladrido es fuerte, potente, preciso, capaz de martillar las orejas del cazador y del salvaje.

En pocas palabras, el Kopov es un perro que hay que descubrir; no solo tiene méritos, sino que estos superan con creces las fallas.
La raza es antigua: de Slovensky Kópov (Sabueso eslovaco) se remonta al siglo XIV en Moravia. En cualquier caso, la formalización llegó bastante tarde, poco después de la Segunda Guerra Mundial.