Perros de caza: El cáncer de mama es una enfermedad que afecta principalmente a las hembras de raza adulta.
La aparición del cáncer de mama implica complicaciones para el perro. Para evitar la aparición de las mismas, la prevención es la clave de todo. En este artículo abordaremos un tema candente para todos los dueños de perros: la diferencia entre tumor benigno y maligno, y las diferentes formas de tratar la enfermedad.
Después del cáncer de piel que afecta al perro, en segundo lugar encontramos el cáncer de mama, una patología que afecta principalmente a las perras mayores, con una edad media de 10-12 años. Los tumores mamarios también pueden afectar a los varones, aunque raramente, pero en este caso son tumores malignos.
La evolución de la medicina veterinaria, en los últimos años, ha permitido lograr una prevención eficaz, también a través de la esterilización (es decir, la extirpación de los ovarios): si esta última se realiza antes del primer celo, esta intervención reducirá prácticamente a cero el riesgo de cáncer de mama.
Para generar esta patología aportan las hormonas producidas por los ovarios durante el celo que, actuando sobre el tejido mamario, dan paso a la transformación en tumor. Si la esterilización se realiza antes del segundo celo, en este caso la efectividad en la prevención disminuirá, y después de los dos años y medio de vida de la perra ya no tiene ningún efecto preventivo contra los tumores mamarios. Además, la administración de progestágenos, utilizados para prevenir el calor, aumenta el riesgo de tumores de mama. La obesidad también se considera un factor de riesgo.
Los tumores mamarios se revelan con la aparición en el tejido mamario de nódulos, únicos o múltiples, tanto en una mama como en varias mamas, que aumentan gradualmente de volumen. A través del examen veterinario de las mamas será posible determinar la presencia de nódulos: el veterinario con palpación sola no podrá distinguir los tumores mamarios benignos de los malignos, por lo que para tener un diagnóstico cierto será necesario examinar los nódulos. bajo un microscopio (es decir, examen histológico) después de su extirpación quirúrgica.
Algunas estadísticas dicen que alrededor del 50% son benignos y el 50% malignos. Los perros de raza pura son más propensos a los tumores mamarios que las perras de raza mixta. En el caso de que estuviéramos en presencia de tumores benignos, estos aumentan de volumen con el paso del tiempo, pero generalmente esto ocurre muy lentamente, y tienden a permanecer estables en esa zona, por lo que no hay riesgo de metástasis. Por el contrario, los tumores malignos crecerán mucho más rápido y se infiltrarán en los tejidos circundantes, con un alto riesgo de metástasis. De hecho, en este caso se producirá un desprendimiento de las células cancerosas que circularán por los vasos sanguíneos y serán transportadas a los demás órganos. Los pulmones son los órganos más afectados por las metástasis, ya que son ocupados progresivamente por el tejido tumoral, que sustituirá al tejido pulmonar.
Desafortunadamente, en la mayoría de los casos, la extirpación quirúrgica del 50% de los tumores malignos ya ha generado metástasis. Si no se tratan y se descubren a tiempo, los tumores malignos provocan la muerte por insuficiencia respiratoria si las células cancerosas afectan los pulmones; Generalmente habrá una pérdida de peso grave y triste del perro (llamada caquexia tumoral), ya que el tumor crece se alimenta en detrimento del organismo.
Incluso los tumores benignos con el paso del tiempo, provocan la muerte del animal, pues al aumentar de volumen estiran excesivamente la piel que los recubre, que estará sujeta a úlceras e infecciones graves. Desafortunadamente, si el perro ha contraído todas estas complicaciones, también habrá que considerar la triste hipótesis de matar al perro por la presencia de llagas crónicas que supuran pus.
La prevención es la clave de todo. Si durante la visita se constata la presencia de nódulos mamarios, es fundamental intervenir lo antes posible mediante su extirpación quirúrgica: cuanto más se posponga el tratamiento, más se reducen las posibilidades de una recuperación completa. El pronóstico es tan eficaz cuanto menor sea el diámetro del tumor: los tumores con un diámetro superior a 5 cm tienen peor pronóstico.
Antes de proceder a la cirugía es imprescindible realizar algunas pruebas, como el examen de la base sanguínea y urinaria, con el fin de valorar la salud general y funcionalidad de los órganos internos, y la evaluación de los parámetros de coagulación sanguínea., Este último ventajoso. para predecir cualquier problema de sangrado durante la cirugía. Además, se realizan radiografías de tórax para establecer la presencia de alguna metástasis pulmonar (en este caso la cirugía sería inútil), aunque con este sistema no es posible determinar con certeza los tumores de pequeño tamaño.
La intervención quirúrgica se diversifica según el caso. Si hay presencia de pequeños nódulos en un seno, solo se puede extirpar el seno afectado, pero hay varios tumores, se extirparán más senos, o incluso toda la fila de senos de un lado. A continuación, el tejido tumoral se someterá a un examen histológico, con el fin de determinar el tipo de tumor (benigno o maligno) y verificar que se haya extirpado por completo. Posteriormente, la perra deberá someterse a exámenes periódicos para establecer la posible reaparición de neoplasias mamarias.
En conclusión, al igual que ocurre con los humanos, la prevención es la clave de todo en el caso de los animales. Descubriendo un tumor a tiempo, habrá buenas tasas de salvar la vida de nuestro amigo / o amigo de cuatro patas. Cualquiera que decida llevar un perro debe ser consciente de que también habrá costes por las visitas al veterinario. Aquellos que sienten que esto puede ser una carga excesiva para sus bolsillos, harían mejor en no tener un perro.