Algunas reflexiones sobre la escritura de Ilaria Capúa publicado hace unos días en el "Corriere della Sera" sobre especies exóticas y manejo en general. Qué aprender del asunto del Covid-19. Las numerosas ideas presentes en el artículo firmado por Ilaria Capua aparecido en el "Corriere della Sera" convergen todas hacia el consideración final que el hombre con demasiada frecuencia actúa imprudentemente sobre los recursos naturales, solo para darse cuenta cuando ya es demasiado tarde. Las causas son muchas: a veces la intereses economicos, pero muy a menudo la ignorancia y en general la escasa consideración de las consecuencias que determinadas elecciones tienen sobre los ecosistemas y las especies. No faltan ejemplos de los efectos inducidos por las acciones del hombre sobre la Naturaleza y sobre la biodiversidad: la contaminación, el cambio climático, el consumo de suelo son evidentes para todos los ciudadanos, pero otras situaciones negativas son poco conocidas y entre ellas el problema de las especies exóticas invasoras y el manejo de la vida silvestre en general.
El ejemplo de la nutria traído por Capua revela una realidad muy grave en nuestro país, a saber, la ausencia generalizada de atención "ecológica" y libre de ideologías de los organismos públicos a los temas ambientales. nutria no es las únicas especies exóticas que hoy amenazan los ecosistemas en Italia y especies nativas; hay muchas especies de plantas, pero también aves como el ibis sagrado y la cotorra. Todas estas especies están incluidas en la lista roja europea que prevé su erradicación o confinamiento, para preservar la especies nativas y la biodiversidad de los países de la Unión.
Basta profundizar el conocimiento para comprender que en este campo las acciones de las instituciones están ausentes o son demasiado débiles. Incluso el manejo de especies nativas problemáticas, como el jabalí y otros ungulados, o el lobo o el oso en ciertos contextos no se aplica de manera objetiva y eficiente. Las razones se pueden atribuir en parte a las dificultades para aplicar las leyes y disposiciones, pero principalmente a la difusión de un enfoque "antropomórfico" de los animales y en consecuencia a la aplicación de conceptos de “piedad” en casos de necesidad de matar animales que no deberían estar presentes en determinados lugares por conflictos con la biodiversidad o con actividades humanas arraigadas en el territorio.
La conclusión del profesor Capua es clara: el conocimiento debe ser la base de las acciones del hombre, desde la protección de la salud hasta la de la Naturaleza y su diversidad. El asunto COVID-19 ha confirmado que los dos están inextricablemente vinculados. Federación de Caza espera que el conocimiento también oriente la protección de la Naturaleza en el futuro, sin las apuestas ideológicas que hoy limitan y ponen en riesgo la excepcional biodiversidad de nuestro propio país.