Nuestro conocimiento personal del .264 Win. Mag. Se remonta a 64 cuando se decidió el calibre del Mannlicher Schönauer, en ese momento el rifle para quienes deseaban cazar rebecos.
Teníamos muchas ambiciones, habilidades casi nulas y mucha confianza en el armero que pilotó nuestras primeras experiencias. Se examinaron dos calibres, y aún hoy nos preguntamos por qué no apareció en escena el tercero: aquí están las dos posibilidades con el superclásico .270 Win. flanqueado por el .264 Win. Mag. Mientras que lo que conocíamos a continuación como el específico europeo para la caza de montaña, el Schuler 6,5 × 68, estaba en fuga.
Probablemente este último no fue de la simpatía o disponibilidad del vendedor, pero igualmente su contraparte estadounidense de 6,5 mm no se vio bien: quién sabe que este cartucho decisivo no fue considerado demasiado agresivo para un neófito al que se le colocó como panacea y solución de problemas de caza la perty de la fama y la difusión de entonces más que conspicua.
Pero el 6,5 al otro lado del Atlántico siguió zumbando en nuestras cabezas mientras las lecturas del armero se extendían y, con un toque de pesar, consideramos una buena oportunidad perdida, especialmente cuando, ahora más de veinte años después, simpatizamos con un médico. un cazador de montaña con pelota y tiro, que con un Winchester 70 de este calibre había recogido una impresionante serie de rebecos.
Así comenzamos a regatear las características específicas de los dos calibres iguales, aprendiendo cómo el alemán era muy específico para la gamuza con la bola de 6 g empujada a una velocidad todavía fenomenal hoy y cómo el antagonista se pensaba de manera diferente para su uso en los antílopes del territorios de origen, mucho más sustanciales que nuestra rupicapra e igualmente para ser comprometidos a distancias considerables.
La carga, la ranura de entrada al estriado y el paso de este último fueron, por lo tanto, diseñados para empujar balas pesadas, con una energía poderosa y una fuerte penetración incluso a 300 my más allá. Tanto es así que la bala elegida fue de 140 g contra los 96 g de la alemana, también equipada con una estructura robusta y una chaqueta gruesa. También se previeron pesos inferiores a partir de 100 gr y estos desencadenaron el proceso de caída de la popularidad entre nuestros cazadores.