CSoy cosas que el tiempo y la adversidad no pueden tocar. Pueden doblarse, incluso caer, pero luego, a pesar de las leyes de la física, se levantan y vuelven a afirmar su voluntad de vivir y existir.
Para ver funcionar algunas de estas maravillas, bastaba con estar en el TAV Racconigi (CN), del 19 al 21 de junio, con motivo del campeonato italiano de tiro paralímpico. Mismos blancos, mismas plataformas, mismos rifles, pero las dificultades se multiplicaron por cien, debido a esos handicaps que obligan a algunos tiradores a sujetar y disparar con una sola extremidad, oa sujetar con bandas de seguridad las sillas de ruedas en las que, cuando están sentados, completan su serie. de prueba.
En Racconigi, el corazón fuerte del tiro al plato ha bajado a la plataforma estos días, ese acero del que carecen muchos tiradores sanos, a diferencia de la fragilidad, casi como el cristal, de sus cuerpos. Veintiocho atletas inscritos para el campeonato, divididos en tres rankings funcionales (uno sentado y dos de pie), cada uno con una historia que contar y con mucho más que dar y demostrar.
Para recibirnos en Racconigi nos encontramos con el casero, Pier Franco Allasia, 69, de los cuales 50 se gastaron en los campos de tiro. Durante 21 años, el presidente del TAV Racconigi, que comenzó al principio con un solo campo sumergido en las plantaciones de maíz en Langhe, hoy nos presenta un sistema de cuatro campos que, en marzo de 2015, completó un terraplén de 240 metros de largo, 7,5 metros de altura mt. con una base de 22 metros de ancho, es decir, 1700 camiones de tierra, un cerro desde el que proyectarse hacia el futuro del tiro al plato. Aquí mismo en Racconigi, hace 8 años, tuvo lugar el primer campeonato experimental para tiradores con discapacidad motora, un evento que hasta la fecha aún no ha encontrado igual en cuanto a estándares organizativos y niveles de participación ...