CRÓNICAS DE MAREMMA - Segunda y última parte - Los sospechosos habituales: la continuación de las reflexiones sobre la caza en Maremma de Massimo Marracci de ANUU Migratoristi.
Reanudamos y concluyamos las reflexiones iniciadas en los últimos días gracias a las ideas que nos ofreció la lectura de verano - para mí - de “Il Tirreno”, encontrando entre las páginas del diario alguna otra noticia tentadora sobre el tema de la caza cerca del XNUMX de agosto.
Esta vez, sin embargo, la "la" nos la ofrecen dos episodios que un activista animal, sin dudarlo, definiría noticia criminal: una intervención para matar palomas en las orillas del Ombrone, no lejos de la capital Grosseto y el descubrimiento de jaulas de Larsen para la captura de los córvidos, siempre en el campo adyacente a la ciudad.
Los “buenos” protagonistas son los agentes cazadores voluntarios de ALC, mientras que los “malos” alter egos son los operadores o asistentes en el servicio voluntario para el control de especies invasoras, incluyendo palomas bravas, cuervos y urracas.
La piedra del escándalo en el primer caso es el abandono de cadáveres de palomas muertas o heridas a lo largo de las orillas o flotando en las aguas del río; en el segundo caso, el presunto uso de jaulas-trampa por personas no autorizadas por la Provincia o de jaulas-trampa no registradas (aunque en la fotografía se pueden leer claramente las palabras “ATC 7 Grosseto”).
Más allá de los procedimientos necesarios y las precauciones que prescribe la normativa para el control de la vida silvestre o animales silvestres, que deben seguirse estrictamente, quienes se ocupan de ellos deben tener siempre presente el impacto mediático que pueda surgir.
Los diligentes y habituales sospechosos que deambulan por el territorio nacional para encontrar delitos reales o presuntos de caza de fauna, de hecho, no pueden esperar para encontrar ocasiones similares, un regalo del cielo para reavivar el sesgo contra la caza y los cazadores, incluso cuando, como en En estas situaciones, la actividad real de caza no tiene nada que ver con ello.
Pero hay otro detalle, quizás más preocupante: la ausencia de respuestas inmediatas o aclaraciones desde las páginas del mismo diario por parte de las autoridades encargadas. Para ser justos, el abajo firmante ha leído "Il Tirreno" hasta el 14 de agosto inclusive, desconociendo así lo que pudo haber sido publicado posteriormente, sin embargo persiste la desagradable sensación de falta de puntualidad, que en los casos en que se hace la tortilla, como estas, sigue siendo la única carta útil para jugar.
La otra carta, para ganar el juego y no solo una mano, sería comenzar a moverse primero abandonando la guerra de trincheras perdedora: promover para dar a conocer, atacar para obligar a otros a defenderse.
¿Quién sabe si alguien alguna vez querrá captar el mensaje? Mis vacaciones de playa han terminado, las de dedicarme a la caza aún no han llegado y aprovecho para dirigir a todos la más ferviente "buena suerte" de cara a la inminente temporada.
Massimo Marracci