La población de rebecos está en constante crecimiento, en Trentino. A nivel mundial no hay motivo de alarma, pero hay tres áreas en las que, en total contraste con el resto de la provincia, los especímenes de ungulados han caído. De ahí la necesidad de reducir la posibilidad de disparar para la caza, que se inició el pasado 16 de agosto. Cada dos años se retrata la situación en las montañas de Trentino. El censo de rebecos, que realiza la asociación de cazadores, es una actividad fundamental para el correcto manejo de la especie. Porque da una idea de cómo evoluciona la presencia del ungulado y te permite tomar decisiones consecuentes, tanto con respecto a la caza como con respecto a cualquier necesidad de intervención de apoyo.
Como se ha dicho, a nivel provincial hay buenas noticias. Solo eche un vistazo a la historia: en el período de dos años 2015-2016 hubo alrededor de 26 rebecos en Trentino. En período de dos años 2020-2021 han subido a 28 mil. Pero si reduce su visión a territorios individuales, la situación es un poco más desigual. Si bien en la mayoría de las áreas existe cierta estabilidad, o incluso un crecimiento, hay zonas del territorio en las que se han producido recesiones más o menos marcadas. En particular en tres áreas, hubo una disminución significativa: en Destra Valsugana ocurrió una disminución de 13,51%, mientras que lo peor fue en Maddalene, donde hubo un descenso del 49,54% y Redival, con una reducción de rebecos del orden del 20,72%. La posibilidad de cazar también depende del tamaño de la población de ungulados.
Con reglas precisas, definidas el pasado mes de mayo por el programa "Metas y criterios de gestión de la gamuza". Trivialmente, es necesario prever un manejo de la caza que favorezca una distribución equilibrada de la gamuza. Para cada área individual, se ha identificado el objetivo, que puede ser, dependiendo de las condiciones de la población de rebecos en esa área, mantener el número total de ungulados, disminuir o aumentar la población general. Y este es precisamente el propósito de los censos. En este contexto, se fija una regla: nunca se puede reducir más del 15% de la población en un área. De ahí el proyecto de gestión aprobado hace unos días, con el plan de abatimiento. Que algunas sorpresas se han reservado para algunas asociaciones de cazadores.
En cuanto al número de cabezas generales, este año se cazarán 3.444 cabezas, de las cuales 1710 machos y 1734 hembras, en las distintas categorías. Pero con respecto al plan de sacrificio propuesto, el Servicio de Vida Silvestre ha optado por una reducción significativa, precisamente en las zonas donde ha disminuido la población de rebecos. Porque las cuentas no cuadran, frente a los criterios generales definidos por la Provincia. Se propuso una tasa de retiro para Maddalene y Redival 14,8% y 14,57% respectivamente, por tanto muy cerca del máximo posible, a pesar de la importante disminución de ejemplares en la zona. En cuanto a Destra Valsugana, una tasa de asignación de 15,42%, incluso más allá del máximo posible, y sin tener en cuenta la reducción de rebecos. Imposible.
De ahí la elección del Servicio de Vida Silvestre para redefinir las asignaciones. En cuanto a la cantidad de cabezas que se pueden matar, estas son las asignaciones para cada área.: Adamello 380, Ala 136, Baldo 100, Bondone Stivo 114, Brenta 579, Cadria - Altissimo 173, Cima d'Asta 160, Croce 42, Destra Chiese 82, Destra Fassa 77, Destra Valsugana 136, Lagorai 142, Latemar 58, Ledro 35, Maddalene 28, Misone Casale 55, Monte Corno 40, Paganella 136, Pale di San Martino 70, Paneveggio 30, Pasubio 174, Presanella 219, Rabbi 53, Redival 22, Left Fassa 140, Left Walnut 131, Vette Feltrine 0, Vigolana 132 (L'Adige).