La Asociación Nacional de Caza Libre comenta con indignación los ataques de los detractores de la actividad cinegética contra la categoría de los cazadores, partiendo de la historia del pobre Espagneul Breton enterrado vivo con los ojos vendados por el amo degenerado.
El episodio triste e impactante del pobre perro enterrado vivo ha dado aliento a los chacales que siempre están dispuestos a tomar un caso aislado para volver a proponer su habitual ecuación escuálida: cazador = violento.
Culpar a toda una categoría de ciudadanos muy honestos que crían y cuidan con amor a los perros que utilizan para sus negocios es como culpar a toda la profesión médica por ese miserable médico que el 2 de noviembre mató a la esposa de su amante, dejándola desangrada en un desierto. estacionamiento.
La miseria y cinismo de tales ecuaciones hablan por sí solas y atestiguan, una vez más, la total falta de motivaciones científicas y técnicas contra una correcta actividad cinegética que el mundo entero no solo acepta sino que considera indispensable para una gestión global de los recursos silvestres y ambientales.
Y esta furia mediática es aún más grave si es alimentada precisamente por quienes, institucionalmente, deberían representar un ejemplo de ecuanimidad, moderación y tolerancia civil y que en cambio enmascaran su ignorancia tras la intolerancia y el fanatismo animalista.
La Libera Caccia, al condenar, sin peros ni peros, el episodio criminal e impactante (sobre el que, además, el Poder Judicial tendrá que dejar claro), denuncia enérgicamente la intolerable y grosera especulación de que los cazadores italianos vuelven a ser víctimas.
Fuente: ANLC