La cacería comenzará el domingo 3 y jueves 7 de septiembre con tórtola, corneja y arrendajo, seguida de la apertura general el domingo 17 de septiembre. Este año, la apertura también coincidirá con la apertura del hidalgo sedentario, que incluirá tres jornadas de caza de perdiz, liebre y conejo (domingo 17, 24 de septiembre y 1 de octubre).
A partir del domingo 17 de septiembre, se podrán cazar varias especies, como el ánade real, la cerceta, el ánamo, el ánade real, el cuervo encapuchado, el silbón silvestre, la focha, la polla de agua, el arrendajo, la garganey, el pato cuchara, el rascón, la agachadiza, el bigote, el mirlo, la codorniz y el zorro.
Para las especies becada, zorzal común, zorzal común y alirrojo, habrá que esperar hasta el domingo 8 de octubre, con posibilidad de cazar hasta el miércoles 31 de enero. La caza de alondra estará permitida desde el domingo 4 de octubre hasta el 31 de diciembre, mientras que para el jabalí, el periodo de caza será desde el miércoles 1 de noviembre hasta el 31 de enero. Gracias a la aprobación del Plan de Gestión de la especie, el porrón volverá a formar parte de la especie cinegética después de años.
Por último, la caza de la paloma torcaz se podrá realizar desde el domingo 1 de octubre hasta el sábado 10 de febrero. A partir del 5 de octubre también se podrá cazar los jueves y festivos entre semana, incluidos el viernes 8 de diciembre y el martes 26 de diciembre. La temporada de caza finalizará el 31 de enero de 2024, a excepción de la alondra, el mirlo y la codorniz, cuyas fechas de cierre se han adelantado al 31 de diciembre de 2023, y la paloma torcaz, que tendrá un cierre aplazado al sábado 10 de febrero de 2024.
El consejero regional para la defensa del medio ambiente, Marco Porcu, comentó: “Continuamos el camino emprendido en los últimos años para planificar con anticipación la actividad cinegética y garantizar certezas para los cazadores sardos. Este año colaboramos con el Instituto Nacional del Perro para el censo de liebres y perdices, lo que nos permitirá monitorear un mayor territorio con perros de muestra y obtener una visión más definida de la presencia de especies silvestres cazadas. Además, gracias a estudios científicos en profundidad, pudimos identificar con mayor precisión los períodos de inicio de la migración prenupcial de especies silvestres”.