Encuentros con la naturaleza paseando por las calles de ciudad de geneno -como en muchas otras ciudades italianas- ya no son una novedad. Tanto es así que el video que en los últimos días mostró una cruz de jabalí Corso Montegrappa tranquilamente en el paso de peatones "abordado" por un oficial de la policía local había arrebatado a lo sumo algunas sonrisas y bromas. A los que conocen un poco mejor la naturaleza, cazadores en primer lugar, ese video en el que un animal salvaje mostraba una familiaridad como mascota con el hombre y con el entorno urbano no hizo sonreír para nada a la gente, porque no puede considerarse normal o una forma aceptable de convivencia con la "naturaleza" la presencia de un jabalí en el tráfico de la ciudad.
Evidentemente, esto no les pareció ni a los responsables de la vigilancia regional de la vida silvestre, quienes de hecho ordenaron su matanza después de haberse asegurado de que su presencia no ocasionaba peligros para la ciudadanía. ¿Una historia de Navidad sin final feliz, entonces? No. De manera más simple, otra demostración más de que algo no va bien en nuestro país en las relaciones con la vida silvestre, especialmente la invasora de la cual el jabalí representa el ejemplo más evidente, que ahora representa tan bien como una fuente de daño para el campo y los agricultores también un problema cada vez más importante para la seguridad pública, especialmente para los automovilistas.
Los datos difundidos ayer por la Región de Lombardía hablan de 803 accidentes provocados por la fauna silvestre en 2018. Y ni siquiera es la región más afectada, además de que hay muchos accidentes no reportados por las dificultades o la imposibilidad de obtener compensación. Creemos que ha llegado el momento de que la política nacional y el legislador se tomen en serio el problema, como ya lo hacen muchos administradores locales con mil dificultades y trámites burocráticos. Los primeros en agradecer serán los salvajes.