El ministro Roberto Cingolani nunca ha recibido mucha simpatía entre los ambientalistas. Probablemente porque no tiene insignias en el bolsillo hechas con perfiles de aves o mamíferos. "Ya no está en peligro". O tal vez porque, como ingeniero, temían que pudiera basar sus acciones en hechos y no en ideología. Si aún existían dudas, con su declaración sobre la energía nuclear y la crítica abierta a la "Ecologistas radicales chic" creemos que simplemente lo borró. Sin embargo, sus observaciones estaban motivadas por una sincera preocupación por la crisis climática, agravada precisamente, como se señaló, por la masa de "ambientalistas ideológicos extremistas, peor que la catástrofe climática hacia la que nos disparan, si no hacemos algo sensato". .
Aparte del clima, la referencia es a una categoría de personas que conocemos bien: las del "no" independientemente; del rechazo de la ciencia a favor de las filosofías; desde el utopías verdes, que durante décadas han impedido no solo las grandes obras que necesitaría el país, sino también las mínimas intervenciones de gestión ambiental, desde la limpieza de vías fluviales hasta el control de especies exóticas. Nos complace que el Ministro Cingolani haya expresado lo que piensan muchos ciudadanos y los cazadores llevamos tiempo apoyando. Teniendo en cuenta que no parece que utilicemos declaraciones precipitadas o superficialesnos preguntamos, sin embargo, si este principio que expresó con fuerza es considerado por él aplicado a todos los temas que trata su dicasterio. Si este fuera el caso, como esperamos, sería interesante y útil entender por qué no se aplica, por ejemplo, a la caza.
Una concretización de esta línea de pensamiento, los hechos y no las ideologías - una revolución en comparación con el "viejo" Ministerio de Medio Ambiente - podrían haberse logrado con el plan de manejo de la tórtola, contra el cual en cambio parecen haber liderado el juego los jugadores habituales. Quizás entonces sería el caso de que el ministro Cingolani, a quien va toda nuestra estima como se expresa, mejor lo explicaría a toda la estructura ministerial. Quizá también comprobando el grado de respeto por su pensamiento por parte de técnicos y funcionarios que dependen de él. Porque los "ambientalistas radicales chic" no dañan al país solo en el campo energético, sino también - y no desde hoy - en la igualmente importante gestión del patrimonio ambiental de la vida silvestre (Fuente: Federación de Caza).