Llevamos más de un año presenciando, atónitos, una sucesión de giros y vueltas en la caza por parte de las instituciones, primero de todo el regional. En particular, en lugar de defender la biodiversidad y los cultivos valiosos, el consejero regional "competente", roberto morroni, parece muy comprometido con seguir direcciones fuera de la pantalla y despreciar continuamente el mundo de la caza, que es insuperable en términos de competencia en la materia. La última "perla", en orden cronológico, que nos entregó el concejal es el lanzamiento - en la tercera comisión - del nuevo reglamento para la caza de selección, que también incluyó a las especies de jabalí entre las que pueden ser capturadas mediante este tipo de caza. Dado que Federación de caza de Umbría no tiene prejuicios hacia cualquier forma de cazasiempre que sea sostenible, regulado e insertado en un marco general más amplio tanto desde el punto de vista administrativo como científico, nos vemos obligados, no obstante, a subrayar algunos absurdos.
La primera, que llama la atención de inmediato, es la posibilidad de proporcionar ya no solo cazadores calificados, es decir entrenados por el organismo regional o por su rama de segundo nivel, pero también a otros cazadores, siempre que vayan acompañados de al menos uno cualificado. Esto significa, en términos sencillos, abrir las puertas a Compra y venta ilegal de caza de jabalí en forma selectiva., permitiendo que el cazador calificado se lleve a uno sin experiencia con él y "cubra" la matanza gracias a su simple presencia. Cosas del Far West y, sobre todo, cosas ricas que no quieren seguir las reglas y estudiar, como es correcto hacer y como debe hacer cada uno de nosotros antes de tomar un rifle con óptica de precisión.
Otro absurdo, injustificado e injustificable, es el ataque del tasador a los cazados, es decir, la práctica de caza más extendida en relación con especies de jabalí, porque es más efectivo y rentable, lo que permite - cada año - sacrificar alrededor de 18 mil animales en el territorio regional utilizado para la caza programada, es decir con la excepción de parques, oasis y terrenos de propiedad estatal, que ahora tienen conviértase en auténticas porquerizas al aire libre de esta prolífica e invasora especie. Bueno, según Morroni, el cazado ¡empeoraría las cosas para la especie al permitirle proliferar indiscriminadamente!
En apoyo de esta locura Morroni cita "datos científicos" no especificados, que habrían sido elaborados por el instituto superior de investigación y protección ambiental, que certificarían que la caza "resultó ser una herramienta ineficaz para la contenciónal contrario, ha empeorado las cosas, mientras que también se ha confirmado la efectividad de la caza de selección ”. Bueno, todavía queremos concederle al concejal el beneficio de la buena fe, atribuyéndole sólo una auténtica incompetencia e ignorancia en materia de caza. Esto se debe a que cualquiera que conozca nuestro mundo al menos sabe que cada herramienta de retiro tiene algunos características bien definidas, y que los efectos de la caza - desde un punto de vista numérico - son infinitamente superiores a los de la selección. Lo cual, sin embargo, juega un papel muy importante si se usa en algunas áreas y en algunos períodos específicos.
Por eso, con miras a la sostenibilidad y la convivencia pacífica de todos los interesados, ahora es más que urgente crear un plan de manejo para la especie de jabalí que describa los objetivos a corto y mediano plazo, defina los diversos tipos de áreas de caza, porque Trasimeno no puede considerarse de la misma forma que los Apeninos - y que establece las formas de retraimiento que se pueden ejercer en cada uno de los tipos de áreas, con miras a la complementariedad y no a dualismos inútiles. Y este es el tercer absurdo que destacamos hoy, a saber, la obstinación con la que persigue el "competente" consejero Morroni en su no querer dedicarse a este reglamento general, prefiriendo medidas puntuales que ni siquiera dejan el tiempo que encuentran, sin contribuir en lo más mínimo a la resolución del problema del jabalí y, sobre todo, despreciando sin ningún motivo los esfuerzos de los cazadores de Umbría que hasta ahora también se han comprometido voluntariamente ellos mismos a intervenciones preventivas y que, como cada año, sigan desembolsando más de 2 millones de euros en las arcas autonómicas sólo por los derechos de concesión autonómica.