Los cazadores del Reserva de Cormons (en la provincia de Gorizia) se quejan de la excesiva burocracia que se ha sumado a impuestos muy altos a pagar. Son 350 euros al año, además de los cursos para conseguir las titulaciones y la prohibición a respetar al respecto. Disparo desde el suelo y en momentos fijos. Según el mundo cinegético local, de esta forma es imposible frenar la proliferación de ungulados.
La política también ha tomado conciencia de esta situación paradójica, tanto es así que el concejal Roberto Felcaro ha destacado cómo ha saltado el equilibrio del territorio debido a bloques impuestos a la caza. El camino que debe seguir el mundo de la caza es bastante complejo. En primer lugar, debe participar en el cursos para obtener la titulación (todo por una tarifa), luego debes tomar lecciones para aprender las nociones sobre armas, finalmente hay un examen escrito y oral adicional antes de comenzar la búsqueda de ungulados.
Convertirse en miembro de la reserva de caza tiene un costo, sin olvidar la cobertura del seguro. Las trabas burocráticas pronto se dicen: es una caza de selección y no se pueden matar a todos los jefes, dado que hay que respetar las cuotas fijas, además de necesidad de la azotea para ser construido con el permiso del propietario antes de disparar a los jabalíes. La emergencia no es diferente de otras partes de Italia, ahora se espera una mejora en los procedimientos.