Hoy, 17 de junio, es el Día mundial de la lucha contra la desertificación lanzado por las Naciones Unidas para conmemorar la adopción de la convención internacional, cuyo vigésimo quinto aniversario es este año. La Jornada es una oportunidad para analizar las acciones impulsadas en el marco de la Convención y potenciar los avances logrados por los 197 países que la han ratificado en materia de gestión sostenible de la tierra y del suelo, mirando al próximo 25 años y al objetivo de lograr la neutralidad de la degradación de la tierra.
Este es un compromiso que debe preocuparnos a todos, porque un territorio y un suelo saludables son fundamentales para garantizar comida y agua, contribuir a la mitigación y adaptación al cambio climático, albergar especies animales y arbóreas en equilibrio y próspero, y en las zonas más desfavorecidas del planeta son cruciales para avanzar hacia la reducción de la pobreza. Por increíble que parezca, Italia es un país afectado por la desertificación. El papel de los cazadores vuelve a ser fundamental en la salvaguardia de los hábitats naturales, en la protección de zonas boscosas y húmedas y en la restauración y mantenimiento de aquellas áreas marginales más fácilmente sujetas al abandono y posterior degradación del suelo.
Un compromiso que también nos ha visto como protagonistas a nivel internacional. Federación de Caza de hecho, en 2017 se unió a la campaña de Ciudadanos Europeos "People4Soil", junto con otras 500 organizaciones de caza, agricultura, medio ambiente y otras de toda Europa, contribuyendo a la recogida de firmas para instar a la Comunidad Europea a detener el consumo de tierras mediante el desarrollo un marco legislativo vinculante para los Estados miembros, con el objetivo de reconocer el estatus de un "bien común" sobre el terreno, al igual que el aire y el agua. Una responsabilidad de la que nos sentimos parte y un compromiso del que estamos orgullosos y que renovamos cada día, un protección de ese entorno del que nos consideramos útiles y valiosos guardianes.