Son unos 150 kilómetros de mar que separan Malta por la Sicilia, una distancia no imposible que ciertamente no asustó algunos cazadores furtivos, listo para aterrizar en la isla para cazar furtivamente. El descubrimiento de su actividad ilegal fue realizado por la Guardia di Finanza de Pozzallo, en la provincia de Ragusa, gracias a la colaboración con la Agencia de Aduanas y la Unidad de Caza de la Policía Provincial. Las listas de pasajeros a bordo de los barcos alertaron a los controles, tanto que Se monitoreó a 16 personas de nacionalidad maltesa.
Algunos de ellos estaban en posesión de un juego de tiro, específicamente Chicas africanas, luchadoras y garganeys, además de que otros no tenían la licencia regular para portar armas de fuego. El Fiamme Gialle también encontró punteros láser, llamadas electroacústicas para pájaros y luces nocturnas, todo prohibido según las regulaciones de caza.
Se informó que doce cazadores furtivos estaban sueltos mientras otros 12 rifles fueron incautados junto con municiones. La misma suerte corrió el juego de disparos. Los controles se establecieron en la implementación de la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas), la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas, acuerdo firmado en Washington en 1973.