Faisanes en el bosque: La calidad ambiental y la supervivencia del faisán son dos elementos que van en paralelo; por eso cuando el faisán elige su hábitat lo hace con cuidado y precaución: de ello depende su vida y la de sus crías.
La madera es un poco como un hogar para el faisán y, como cualquier ser humano que busca un apartamento, incluso el pájaro elige con cuidado el hábitat: es fundamental no solo limitar los efectos negativos que provoca el invierno, sino también porque el bosque es capaz de para ofrecer comida y refugio de los depredadores. No hace falta decir que elegir bien es fundamental. Las mejores maderas están naturalmente infladas, al igual que los barrios de moda de las sociedades humanas: encontrar una vivienda es prácticamente imposible. Sin embargo, muchos lo intentan y esto explica claramente por qué en algunos casos las pérdidas invernales son tan altas; la explicación no debe buscarse solo en el clima severo, sino también en la alta densidad de población que significa menos comida para todos y durante la primavera escasas oportunidades para establecer el propio territorio reproductivo. Es precisamente durante la primavera cuando los faisanes dividen los territorios a lo largo de los bordes del bosque y allí mismo lanzan el anzuelo para atrapar un harén consistente de hembras.
Sin embargo, la vida del macho es dura: no todo el mundo consigue conquistar un buen territorio e incluso entre los que han triunfado en la empresa hay quienes simplemente no pueden montar un harén. Esto se debe a que no todos los lugares dentro del bosque son iguales y las hembras lo saben bien. Después de estudios cuidadosos, quedó claro que las áreas más favorables para la invernada son también aquellas que permiten al faisán crear un gran harén.
Los sitios elegidos son comúnmente reutilizados, año tras año, por el mismo grupo de faisanes y normalmente estos lugares están al borde del bosque y deben tener una rica vegetación arbustiva. Es cierto que las hembras no desdeñan totalmente los territorios al borde del bosque que tienen vegetación tupida, pero ciertamente prefieren aquellos con una vegetación arbustiva interna bastante rica. Dicho esto, es importante que un cazador sepa cuáles son los elementos que hacen que el faisán prefiera un hábitat antes que otro. De esta manera, no solo puede apuntar hacia áreas de caza “seguras”, sino que un cazador activo también tiene la posibilidad de modificar el territorio circundante para que el faisán se adapte mejor a un bosque que a otro.
Hay al menos tres requisitos que los faisanes tienen en cuenta instintivamente a la hora de elegir su hábitat:
1. El borde del bosque. Cuanto más amplio sea el margen en proporción a la extensión del bosque, más lo elegirán los faisanes como su hogar. De ello se deduce que los favoritos son los bosques pequeños con grandes márgenes o los grandes con claros internos y bordes irregulares bastante marcados. Después de una larga observación de la especie queda claro que el faisán pasa gran parte de su tiempo en los primeros 20 metros del bosque: esta es la zona más frecuentada por adultos. Estos raramente se adentran en el corazón de la vegetación a más de 50 metros del perímetro externo. Por esta razón, la preferencia de los faisanes recae principalmente en los pequeños bosques; estos poseen en proporción a su tamaño, un mayor porcentaje de márgenes. Los bosques de mayor tamaño, en cambio, tienen varias zonas demasiado alejadas de los márgenes y estas siguen siendo poco aprovechadas.
2. Cantidad y calidad del sotobosque. Las cubiertas tupidas, tanto para las mujeres faisán que para el macho debe ser muy denso y debe encontrarse, huelga decirlo, en el borde del bosque. Cabe señalar que las mujeres generalmente prefieren las áreas internas en lugar de las externas en comparación con los hombres.
3. Calidad y cantidad de comida. Ciertamente, este no es el factor menos importante a pesar de estar en la última posición. Para que un territorio sea elegido por los faisanes, debe ser marginal al bosque, rico en vegetación y alimento natural. Encontrar un hábitat rico en alimentos permite que el faisán tenga un invierno más seguro y tranquilo. De hecho, se ha demostrado que cuando se les obliga a buscar comida fuera del bosque, este tipo de alimentación externa los expone más a los objetivos de los depredadores ya que son más fácilmente identificables.
El cazador en posesión de esta información tiene la posibilidad de recrear artificialmente hábitats cómodos para los faisanes con un mínimo de esfuerzo. Así es como.
- Setos alrededor del bosque. Pueden hacerse fuertes y densos, altos y de no más de un metro de ancho.
- Mejora del margen. Siempre que sea posible, conviene crear un pequeño pozo negro dentro del bosque a unos 4 metros de la hilera exterior de árboles. Este pequeño espacio verde seguramente atraerá a los faisanes como un lugar acogedor para anidar y comer.
- Favorecer la maleza. No debería ser demasiado denso, pero sí denso. Un buen sotobosque repleto de perchas nocturnas, preferiblemente cálidas y resguardadas, será literalmente irresistible para el faisán que busca un hogar.