Le Asociaciones de caza de Calabria (Federcaccia, ANLC, Enalcaccia, Arcicaccia, ANUU Migratoristi, Italcaccia y EPS) reunidos en la Coordinación Regional expresan la esperanza y la necesidad de una nueva y constructiva temporada de colaboración con las partes interesadas en problemas de fauna, del territorio y el medio ambiente, con una especial invitación a las organizaciones agrarias. El marco en el que nos encontramos operando no es el mejor. Por un lado, la evolución de las técnicas de cultivo durante algunas décadas ha puesto en grave peligro la especie más exigente desde el punto de vista ecológico (perdiz gris, perdiz, codorniz, tórtola, alaudidae, etc.), por otro lado, situaciones generalizadas de abandono de tierras agrícolas, acompañadas de una pérdida de diversidad en los cultivos, han beneficiado a especies generales como los córvidos y el zorro, a lo que se suman los ungulados salvajes y el lobo.
Incluso la presencia incontrolada de ganado en la naturaleza, que en algunos casos escapa a los controles sanitarios de la ley, puede representar potencialmente un terreno fértil para brotes peligrosos de enfermedades importantes, como TB y / o la temida peste porcina africana. El “problema del jabalí” se sitúa en este contexto. Es bastante evidente que las opciones del mundo agrícola, que asume un papel protagónico y de gran responsabilidad, ocupan una posición de interés preeminente también para el cinegético. Para que funcione bien, ambos lados deben hacerlo el esfuerzo por leer adecuadamente los temas sobre la mesa, actualizar los conocimientos para hacer una contribución real a la resolución de problemas; que lamentablemente no siempre sucede.
Además de la consideración básica de que, evidentemente, muchos actores responsables del manejo de la vida silvestre y el territorio lo han hecho mal en el pasado, hay que coincidir en que ha llegado el momento en que los representantes del mundo agrícola tomar conciencia de los problemas en términos de eficacia y contribuir a promover políticas de gestión concretas y adecuadas. Se necesitan objetivos compartidos, con la conciencia de que no son exclusivamente agrícolas y económicos, sino también culturales, administrativo-financieros, biológicos, ecológicos, etc. Entonces es necesario definir un plan de manejo que, utilizando estrategias de probada confiabilidad, haga referencia a bases de datos confiables que se implementan y actualizan continuamente. El manejo del jabalí, con todas las dificultades que conlleva, no se puede improvisar ni interpretar sólo a nivel emocional, como suele suceder, sino que debe seguir criterios científicos capaces de modular la gestión a nivel local y temporal basado en los parámetros preestablecidos y compartidos (la llamada "gestión adaptativa").
A los amigos representantes del mundo agrícola que participan en las reuniones del programa, nos gustaría recordarnos que propuestas genéricas y simplistas basadas quizás en retiros libres e incondicionales no son suficientes para abordar seria y completamente el problema de los daños en la agricultura. Éstas no son las soluciones a un problema de gran importancia y que, por otro lado, no se puede seguir abordando en una emergencia. Todo el mundo tiene que empezar a asumir sus responsabilidades. e incluso antes de eso, es bueno si nos acompañan las reflexiones e investigaciones necesarias del caso.
La Coordinación de las Asociaciones de Caza está entonces disponible: para escuchar, para colaborar, para compromisos de trabajo comunes, para proyectos serios y prolongados en el tiempo, para una sinergia más rigurosa y fructífera que se lleve a cabo en el (ojalá) finalmente renovado. Comités de gestión de ATC. A los representantes del mundo rural simplemente se les pide disponibilidad y comparación en la redacción de un Plan de Manejo de Jabalí eficaz; una urgencia que ya no se puede postergar en el tiempo, basada en el “deseo de hacer” y en la profesionalidad de cada individuo. La Región, sin duda, tiene sus propias responsabilidades en manejo del jabalí, pero esto no significa que por sí solo pueda representar el chivo expiatorio de todos los errores cometidos en el pasado.