Datos históricos
Está históricamente comprobado que NUNCA cualquier Oso marsicano fue asesinado durante una actividad de caza legítima. Y efectivamente, que los únicos fueron asesinados deliberadamente por el fundador del Parque y su primer Presidente, el Excmo. ¡Erminio Sipari! Una decisión, afortunadamente, nunca repetida antes de 1936, cuando la especie estaba protegida por la ley estatal (¡crédito al conde Gian Giacomo Gallarati Scotti, entonces senador del Reino de Italia que quiso legislar de esta manera!). Sin embargo, con la motivación de querer defender a los dos cachorros de Amarena, el oso asesinado el verano pasado en San Benedetto dei Marsi, y que aún hoy vive fuera de los límites del parque, las autoridades apoyaron - ¡obviamente! – desde las habituales asociaciones anti-caza de animales, han pedido a las autoridades regionales que cierren la caza en la zona exterior frecuentada por los dos cachorros. Esto es para evitar que suceda lo que nunca antes había sucedido durante las salidas de caza de jabalíes.
Cerrando la caza
Por lo tanto, cabe preguntarse, dado que la caza se produce en Abruzzo, Lazio y Molise (donde vagan los osos y otros animales protegidos), ¿por qué el cierre de la caza sólo se solicita en la modesta zona donde se mueven alrededor de los dos cachorros? ¿Privilegiados como niños sin madre? ¿Pero tiene sentido? ¿Tiene alguna lógica? Porque si lo tiene, entonces hay que cerrar la caza no sólo en las Regiones mencionadas, sino en todo el territorio nacional donde campan TODAS las especies protegidas. De lo contrario, debemos reconocer que esta es la astucia habitual de los activistas por los derechos de los animales contra la caza (que son campeones en esto). Esperamos que las autoridades no se dejen engañar por esta solicitud "peluda", porque violaría el derecho de quienes pagan grandes impuestos al Estado a poder ejercer una actividad que no sólo es legítima, sino también útil precisamente para salvar al oso marsicano: ¡reduzca el número de jabalíes, los competidores alimentarios del oso!
Un silencio culpable
Para concluir, surge espontáneamente otra pregunta: ¿dónde están las organizaciones cazadoras? ¿No les corresponde a ellos impugnar públicamente esta absurda petición de los anticombatientes mediante información a los medios de comunicación? Y no deberían sentirse en el deber de defender los derechos de sus miembros presentando una protesta formal ante las autoridades del Parque, pidiéndoles que enumeren los casos - ¡documentados! – de matanzas de osos que históricamente ocurrieron durante actividades de caza legítimas en los 100 (¡cien!) años de historia del Parque. ¿Por qué guardan silencio? Desgraciadamente para ellos, se trata de un silencio que ante los ojos de los ciudadanos preocupados por lo que les hacen creer los agentes anticaza (y por ende las autoridades) a través de la citada solicitud de provisión, se convierte en prueba de los hechos relatados: aunque NUNCA sucedieron ! (Fuente Franco Zunino – Comunicaciones periódicas de AIW)