Los cazadores sardos responden a la inmovilidad en la toma de decisiones de la Región con una petición, para poner en primer plano los problemas del arte de la caza en la isla. En primer lugar, el tema de los ungulados.
Es un guión que se repite, y los protagonistas son siempre los mismos: el calendario de caza recién publicado y los cazadores insatisfechos con su contenido.
Todos los años se escenifica la misma tragedia, pero este año la decepción de quienes esperaban la publicación del calendario, fue posiblemente aún mayor, tomando la forma de comentarios, artículos y peticiones de cazadores enojados que invaden la web.
Para hacer este año diferente a los demás, la falsa ilusión de la leyenda, la misma que prometía la caza en derogación para el mes de febrero, y que, seamos sinceros, nos había dado esperanzas para la futura temporada de caza. En cambio, la situación es muy diferente de lo que se esperaba.
De hecho, se espera una temporada inestable, quizás más que la anterior, dada la nota al pie del calendario de caza que pone en entredicho la caza del tordo en enero. Las directivas que establecerán las fechas de migración pre y post nupcial de los zorzales han alertado a los cazadores. Parece que las previstas por la legislación nacional (desde el tercer domingo de septiembre al 31 de enero) no se corresponden con las directivas contenidas en el ORNIS (documento de la Comisión Europea), que en cambio prevé un cierre anticipado de la caza el 10 de enero. .
Pero este no es el único problema que plantean los cazadores sardos, preocupados no solo por la mala gestión de la fauna migratoria que, como todos los años, se repite, sino también y sobre todo por la total indiferencia mostrada en relación con los ungulados protegidos: el sardo. ciervos., el muflón de Cerdeña y el gamo.
Si en los años 70 estas especies corrían peligro de extinción, hasta la fecha, tras una larga protección, finalmente se han resguardado del problema y colonizan nuevamente los bosques de Cerdeña. Dado que la vida silvestre es una propiedad indisponible del Estado que las Regiones y Provincias deben proteger y administrar, hubiéramos esperado, al menos para este año, alguna intervención.
Los ungulados insulares deben ser sometidos a estudios efectivos, de manera que se pueda identificar la mejor estrategia para la conservación de la especie, que sobre todo permita el mantenimiento cualitativo y cuantitativo deseado.
Nada de eso; más bien, la Región se ha manchado de una tediosa inmovilidad, olvidando que no hacer nada no es la mejor manera de manejar el problema.
Estos son los argumentos que impulsaron a la Unión de Cazadores de Cerdeña, a entregar una solicitud de ayuda, sobre los temas más urgentes del mundo político. De ahí la necesidad de la petición.