Incluso si tienen pelaje, nuestros amigos de cuatro patas sufren de cambios térmicos, justo como nosotros. Los perros están equipados con un sistema homeotermia capaz de mantener una temperatura corporal constante a pesar de las variaciones climáticas. Esto no excluye que si están en el frío, no sientan frío.
Todos los perros producen el suyo calor corporal gracias a una serie de reacciones químicas que tienen lugar en su metabolismo, que se activa a partir de la tercera semana de vida. Antes de este tiempo, el sistema no es autónomo, por lo que se ven obligados a calentar al estar cerca de otros cachorros.
La la temperatura corporal de un perro adulto es de aprox. 38-39 ° C. Cuando cae por debajo del 37.5 ° C estamos enfrentando casos de hipotermia. En este caso, nuestro compañero de caza es incapaz de mantener la temperatura normal, con consecuencias sobre el sistema nervioso. Hay tres tipos de hipotermia: leve, moderado y severo. En cualquier caso, debe actuar con prontitud consultando a un Veterinario, porque si no se resuelve a tiempo podría tener graves consecuencias, incluida la muerte.

Para que nuestro amigo de cuatro patas pueda sobrellevar el invierno de la mejor manera posible, necesitamos tomar algo expedientes. Muy importante es alimentarlo adecuadamente. En este caso es fundamental darle a nuestro perro un dieta proteica. Las bajas temperaturas empujan a los animales a quemar más calorías, por lo que es importante alimentarlos con comidas energéticas ricas en minerales como el zinc y el cobre. En este caso, para tener una dieta adecuada al peso, raza y edad del perro, es imprescindible contactar con un Veterinario.
Además de la nutrición, otra precaución para asegurar el bienestar de nuestro compañero de caza es asegurarle un lugar seguro para descansar día y noche. Durante el día es bueno tener uno perrera aislada y levantado del suelo. Esto no debe colocarse en la zona más ventosa, sino posiblemente en un rincón protegido. Para garantizar el calor incluso de noche, es bueno poner dentro mantas o forros de lana. En los días en que las temperaturas son gélidas, aunque el perro esté acostumbrado a estar al aire libre, es bueno mantenerlo en casa, porque el clima seguramente será menos rígido.

Cada vez que volvemos de uno viaje de caza o de un entrenamiento en invierno, no debemos olvidarnos de secar las patas y para eliminar el hielo que se forma en las yemas de los dedos al caminar sobre superficies nevadas.
Estos pequeños trucos y la asistencia del veterinario, permiten a nuestro amigo de cuatro patas superar el invierno y el frío de una forma sencilla y segura sin tener consecuencias a largo plazo en su salud.