Extendido por todo el territorio nacional, es capaz de transmitir diversos patógenos tanto para humanos como para perros y ocasionalmente también se puede encontrar en otras mascotas. Su hábitat natural está constituido por entornos urbanos y en particular se encuentra tanto dentro como fuera de las viviendas.
La garrapata del perro es una especie de monossena que puede completar todo su ciclo de desarrollo en un solo hospedador, generalmente el perro, pero en algunos casos también en otros animales domésticos. La presencia del perro es suficiente para que aparezca el parásito. Su eliminación no elimina automáticamente la garrapata ya que es capaz de resistir el ayuno durante al menos 6 meses (primavera-verano) antes de entrar en un estado de reposo durante la estación fría (otoño-invierno).
La garrapata es muy activa en la búsqueda de su anfitrión y si la encuentra en la primavera siguiente retoma su ciclo de vida: en caso contrario muere. Por esta razón, especialmente en los suburbios urbanos donde el perro se mantiene constantemente atado, la garrapata se ha convertido estrictamente en feudo del perro.
Sin embargo, el impulso urbanizador que llevó a la ocupación de lugares antes territorios exclusivos de animales salvajes o domésticos, ha provocado una mayor agresividad de la menta también hacia los humanos.
Hoy en día, la garrapata del perro es reconocida como un vector de rickettsias (definidas como "metropolitanas") entre las que mencionamos la fiebre del botón, una enfermedad benigna que se manifiesta con erupciones cutáneas eritematosas pero que puede dar lugar a diversas complicaciones con desenlace fatal en caso de falta de diagnóstico temprano. La enfermedad se manifiesta en los meses de primavera-verano cuando la garrapata tiene su máxima actividad. En Italia, en promedio, en los últimos años ha habido alrededor de 1000 casos por año.
Prevención y control
La lucha contra las garrapatas requiere un buen conocimiento de la biología del parásito y su comportamiento.
Eliminación de la garrapata
El control debe tener lugar tanto en animales como en humanos. Si durante la inspección se identifica una garrapata con el rostro pegado en la piel, se debe retirar de inmediato (con pinzas de punta curva) para evitar la transmisión de patógenos. La remoción debe ser limpia y sin roturas para evitar la propagación de patógenos transportados por la garrapata.
El uso de aceites o alcoholes, que comúnmente se cree que son agentes asfixiantes de las garrapatas, no tiene ningún efecto sobre ellas debido a la baja frecuencia respiratoria (aproximadamente 15 veces por hora) que haría que se desprendan solo después de 3-4 horas. Asimismo, el hielo y el calor fueron absolutamente ineficaces.
Inmediatamente después de la remoción, se debe desinfectar el área y, si es necesario, se debe conservar la garrapata para la identificación y posible aislamiento de patógenos.
Pelea de garrapatas de perro
Hay champús, lociones, collares impregnados con insecticidas para ser usados directamente en las mascotas (perro en primer lugar).
En el hogar se pueden utilizar insecticidas de acción residual, mientras que en espacios abiertos es útil para cortar el césped y el posible cerco de la zona.