Fucecchio: La desaparición de las marismas en Italia ha puesto a prueba la resistencia de la caza de aves acuáticas, que continúa en algunas zonas especialmente afortunadas: la marisma de Fucecchio es una de ellas, alcanzada cada año por millones de amantes del arte de la caza.
Estamos a caballo entre la provincia de Florencia y la de Pistoia, en una gran zona húmeda y fértil que se extiende por 1800 hectáreas, estamos dentro del territorio que forma parte de la marisma de Fucecchio y nos dejamos transportar en el tiempo. Famosa por los maravillosos paisajes que ofrece a quienes la visitan, pero sobre todo por el hecho de ser uno de los últimos verdaderos pantanos del centro de Italia, Fucecchio también es conocida por la posibilidad que ofrece todavía hoy, esa tradicional caza acuática, que prácticamente desapareció en todas partes, debido a la reclamación de tierras o las prohibiciones de caza impuestas.
Es por eso que Fucecchio y su pantano son un receptáculo para los cazadores locales de todas las regiones italianas y europeas.
Se propone intacta y hoy está protegida por la Asociación Terra nostra Unita, formada por terratenientes amantes de la caza y que defienden la zona de la recuperación, empresarios agrícolas u hortícolas.
En definitiva, un pequeño oasis de caza, que los propietarios intentan defender con uñas y dientes, gestionado con rigor y pasión. Todo está organizado hasta el más mínimo detalle, y en cualquier época del año, incluso durante el tiempo de inactividad de la caza, el entorno circundante debe ser cuidado con compromiso y dedicación. Las plantas acuáticas, que caracterizan el pantano, las aguas y las ricas y delicadas hierbas de los pantanos en proceso de desaparición por todas partes, requieren especial atención y compromiso. No solo ejemplos son, por ejemplo, la pisarona, uno de los alimentos favoritos de los capullos de las cercetas y muchas otras especies que enriquecen en gran medida la bolsa de caza de los cazadores, junto con los patos.
Por tanto, el hábitat no se cuida exclusivamente por amor a los lugares, que naturalmente deben estar bien arraigados en el alma de los cazadores locales, sino también y sobre todo porque ofrece protección y alimento a las especies que lo habitan.
También existe una excelente atención al acecho, que hay que decir que se maneja al detalle. El cazador que llega a este pantano ejemplar para la caza de patos no siempre está acostumbrado a esta atención al detalle, no pudiendo ayudar pero quedando gratamente impresionado.
En definitiva, para quienes gestionan el pantano, la caza de animales acuáticos es una actividad cinegética, una pasión, un amor, pero se convierte, en cierto sentido, en un estilo de vida. A cambio, el pantano requiere tiempo, esfuerzo, dedicación y dinero.
Entre las particularidades para las que debe estar preparado el cazador forastero está ciertamente el nombre del acecho, llamado localmente las cestas; se trata de palafitos característicos que se mezclan bien con la vegetación local, mezclándose entre sí. Suelen ser especialmente elevados, dado que el nivel del agua cambia de un día para otro, determinado por las lluvias o por el aporte de los canales tributarios. Los cestos estarán equipados con un techo como protección contra las lluvias, un lugar para el pequeño bote escondido entre la vegetación, útil para moverse, una pequeña cocina y por supuesto estufas para los días más fríos y ventiladores para los más calurosos. También hay pequeñas mesas para organizar en compañía breves y frugales tentempiés y para disfrutar de toda la tradición gastronómica local.
También es fundamental recordar que aunque los cazadores aman su pantano, aún está abierto a la visita de simples amantes de la naturaleza, que no practican el arte de la caza.
El cazador acompañado de su familia para el fin de semana de caza podrá encomendarlo a la Asociación Volpoca, que les guiará por el maravilloso y salvaje corazón de la marisma de Fucecchio, huéspedes de las pequeñas embarcaciones de Fucecchio, para conocer en profundidad un territorio tan inaccesible como sugerente.
Dado el gran éxito de público, en los últimos años incluso se ha creado un pequeño museo dentro del pantano que cuenta la historia local de la caza acuática que siempre se ha practicado en la zona. En su interior podrá admirar aves acuáticas y no acuáticas, herramientas que alguna vez se usaron para trabajar en el sitio, grabados y pinturas y las herramientas necesarias para la caza.
En definitiva, un viaje de caza, sí, pero que se integra fácilmente con aspectos novedosos y relajantes.